El Papa Emérito, Benedicto XVI, en su Exhortación Apostólica Postsinodal, "Verbum Domini" (La Palabra del Señor), de 2010, nos adentra en este gran misterio de nuestra fe
TERCERA
PARTE
La
misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios al mundo
La
Palabra del Padre y hacia el Padre
90. El Hijo unigénito, que está
en el seno del Padre, ha revelado al Dios que «nadie ha visto jamás»
(cf. Jn 1,18).
… el Verbo se presenta ante
nosotros como «Narrador» de Dios (cf. Jn 1,18). En efecto, dice san
Ireneo de Lyon, el Hijo es el «Revelador del Padre». Jesús de Nazaret… es el
«exegeta» de Dios que «nadie ha visto jamás». «El es imagen del Dios
invisible».
Anunciar
al mundo el «Logos» de la esperanza
91, El Verbo de Dios nos ha comunicado
la vida divina que transfigura la faz de la tierra, haciendo nuevas todas las
cosas (cf. Ap 21,5). Su Palabra no sólo nos concierne como destinatarios de la
revelación divina, sino también como sus anunciadores… esta es la experiencia
de la primera comunidad cristiana, que vió como iba creciendo la Palabra mediante
la predicación y el testimonio (cf. Hch 6,7). Quisiera referirme… a la vida del
apóstol Pablo (cf. Flp 3,12; Ga 2,20; 1 Cor 9,16) … consciente de que en Cristo
se ha revelado realmente la salvación de todos los pueblos, la liberación de la
esclavitud del pecado para entrar en la libertad de los hijos de Dios. En
efecto, lo que la Iglesia anuncia al mundo es el Logos de la esperanza (1 Pe
3,15); el hombre necesita la «gran esperanza» para poder vivir el propio
presente, la gran esperanza de que es «el Dios que tiene un rostro humano y que
nos ha amado hasta el extremo (Jn 13,1). Por eso la Iglesia es misionera en su
esencia.
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