“Teología moral fundamental”
José Román Flecha Andrés
1994
Capitulo IX: El papel de la conciencia en el juicio moral
1.
En el Nuevo Testamento
Los mismos vocablos, sobre todo el corazón y el espíritu,
siguen ocupando un puesto de importancia en el Nuevo Testamento. Sin embargo,
ahora nos encontramos, sobre todo en los escritos paulinos, con u empleo mucha más
frecuente del término «conciencia» … 1 Corintios 8,7.10.12; 10, 25-29)…
2 Cor 1, 12; 4,2; 5,11), Carta a los Romanos 2, 15, 9,1; 13, 5), Hebreos
9,9,14; 10,2.22).
Por lo que se refiere a los Evangelios, se puede decir que
en ellos se conserva la antigua imagen profética del corazón bueno, recto y
renovado por Dios. El corazón es en
realidad la sede de la moralidad y de la nueva vida guiada por el Espíritu. Más
que la limpieza de los vasos y las manos importa que este limpio el corazón, es
decir, la conciencia de los seguidores de Jesús…
A fin de cuentas, lo que resulta pecaminoso es actuar a la
ligera, sin aplicar el juicio de un discernimiento recto (Rom 14,23).
De todos estos pasajes se podrían ya deducir algunos rasgos
decisivos para la concepción neotestamentaria de la conciencia…
1. Noción
de conciencia. La conciencia es un juicio religioso-moral y, mejor aún, una
mentalidad religioso-moral (2 Cor 4,5; 5,11; Rom 13,5). La conciencia parece también
como un testigo interior y decisivo del actuar humano responsable (Rom 2,15;
9,1; 2 Cor 1,13). Probablemente Pablo se refiere a la llamada conciencia
consecuente, que se nos presenta como un testigo insobornable del
comportamiento humano.
2. Universalidad de la conciencia. Tanto los judíos como los paganos están
dotados de una natural disposición moral que los invita al bien y les hace
comprender su situación de irredención (Rom 2, 14-15)… Pablo afirma, al
menos que todos los hombres poseen la capacidad de emitir un juicio moral sobre
sus propias acciones.
3. Sacralidad
de la conciencia. Los hombres juzgan por las apariencias. Pero la
conciencia es la íntima de la instancia de la decisión moral y de la humana
responsabilidad. Es anterior a la Ley y, por tanto, común al judío y al pagano.
Para Pablo, la valoración de la conciencia decide en último término sobre la calidad moral de
una acción u omisión. Entra aquí en juego la cuestión de los derechos y
dignidad de la conciencia errónea. El Apóstol
expone esa doctrina en dos famosos pasajes: 1 Cor 8-10, donde trata de
dilucidar el problema de las carnes inmoladas a los ídolos, y Rom 14, donde
exhorta a la caridad hacia los más débiles en la formación cristiana.
4. Formación
de la conciencia. San Pablo desearía que todos los fieles tuvieran una
mente ilustrada y clara (1 Cor 10, 29-30). Aunque más desea corazones sinceros que
acepten el Evangelio y practiquen la caridad. Los cristianos – como todos los
hombres – tienen el deber de formar su conciencia: examinándose a si mismos
(1Cor 11, 28; 2 Cor 13,5; Gal 6, 40), tratando siempre de descubrir siempre la
voluntad de Dios (Rom 12,2; Ef 5,10), ponderando en cada ocasión que es lo que
conviene hacer (Flp 1, 10}. Con la ayuda del Espíritu y de la misma comunidad,
los cristianos han de esforzarse por lograr una conciencia buena e
irreprochable» (Hch 23,1; 24,16).
5. Conciencia
y fe. …el autor de las cartas pastorales relaciona la conciencia con la fe
y la herejía… no se puede gozar de una conciencia pura sino se tiene una fe
perfecta. Así que la fe es una condición indispensable para una conciencia
moral bien formada… «El fin de este mandato es la caridad, que procede de un
corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera» (1
Tm 1,5)… se trata de… estimular la tarea de acomodar el comportamiento moral al
ideal de hombre revelado por Jesucristo.
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