martes, 10 de agosto de 2021

#1280 - Los fieles laicos

 

Los fieles laicos

 

En su Exhortación Apostólica postsinodal Christifideles laici de 1987, “Sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo”, San Juan Pablo II escribe como si estuviera hablándonos en el momento que actualmente estamos viviendo en el mundo y en la Iglesia.

Introducción

1.    Los FIELES LAICOS… pertenecen a aquel Pueblo de Dios representado en los obreros de la viña, de los que habla el Evangelio de Mateo: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario (Dios), que salió a primera hora de la mañana ((desde la creación del hombre) a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día (nuestra paga), los envió a la viña» (Mt 20, 1-2).

La viña es el mundo entero (cf. Mt 13,38), que debe ser transformado (por los obreros) según el designio divino en vista de la venida del Reino de Dios (para prepararlo para Su venida).   

2, El llamamiento del Señor Jesús «Id también vosotros a mi viña» no cesa de resonar en el curso de la historia desde aquel lejano día: se dirige a cada hombre que viene a este mundo.

En nuestro tiempo… la Iglesia ha escuchado de nuevo la voz de su Señor que la envía al mundo como «sacramento universal de salvación».

San Gregorio Magno… comenta de este modo la parábola de los obreros de la viña… Examine cada uno lo que hace y considere si trabaja en la viña del Señor.

El mismo Señor… de nuevo los envía (a sus discípulos) a todas las ciudades y lugares donde Él está por venir (cf. Lc 10,1).

El desarrollo de las discusiones sinodales nos ha permitido escuchar la voz de los invitados, los representantes del laicado provenientes de tosas partes del mundo, de los diversos países, y nos ha dado ocasión de aprovechar sus experiencias, sus consejos, las sugerencias que proceden de su amor a la causa común. (Hoy nos habla a la Iglesia de Latinoamérica y el Caribe para renovarla a través de un nuevo proceso de escucha)

El camino posconciliar de los fieles laicos no ha estado exento de dificultades y peligros. En particular, se pueden recordar dos tentaciones: la tentación de reservar un interés tan marcado por los servicios y las tareas eclesiales, de tal modo que frecuentemente se ha llegado a una práctica dejación de sus responsabilidades especificas en el mundo profesional, social, económico, cultural y político; y la tentación de legitimar la indebida separación entre fe y vida, entre la acogida del Evangelio y la acción concreta en las mas diversas realidades temporales y terrenas.

3, El objetivo que la Exhortación quiere alcanzar es suscitar y alimentar una más decidida toma de conciencia del don y de la responsabilidad que todos los fieles – y cada uno de ellos en particular – tienen en la comunión y en la misión de la Iglesia. (Esa exhortación sigue vigente hoy)

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