El discípulo de Jesús debe trabajar en una triple dimensión:
Dimensión efectiva - donde se dona posibilidad y alternativas
a la familia y amigos para que se realicen como personas en libertad. (No
les imponemos nuestros criterios)
Dimensión afectiva - que las maneras y sentimientos que
trasmitamos, nos hagan recíprocos (que se sientan acogidos)
Dimensión oblativa - capacitarnos para donar la vida por un
proyecto compartido de humanización (entrega total por los necesidades de
los demás)
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