Te veo en tus catorce llena tu mente de suenos.
Quizás con el claro empeño de construir un hogar.
Y te veo allá en la iglesia con la fe que tiene un joven.
Fe que me diste en herencia y que fue semilla noble.
Dios me acurrucó en tus brazos y allí me colmó de mimos.
Y así como dos amigos que aun sin hablar se declaran,
Dios estrechó nuestros lazos y suplió lo que faltaba.
Esa semilla, esa llama que encendió por ti en mi mente
fue la que abrió mi apetito por recibir Su Palabra.
Ahora te veo madura y me admiro en tu constancia.
Siento que el amor de Dios, aun por ti entra en mi casa.
7 comentarios:
Hermoso!!
Bello!!!
Bello!!!
Excelente
Tremendas palabras.
Palabras bellas !
Hermoso!Gracias!
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