La transmisión de
la revelación
En el Monte Sión, se construye la ciudad santa,
Jerusalén. En sus cercanías se encuentra la tumba del rey David, el Cenáculo (lugar
de la última
cena) y la Basílica de la Dormición, lugar de la ascensión de María a los
cielos.
Desde esta ciudad toda la revelación de Dios al hombre es
transmitida por la Iglesia, fundada por Cristo. En Él se cumple todo. Y Pedro, luego de su resurrección, comienza a
llamar a todos a la conversión y al bautismo como Jesús mismo les había
instruido (hechos 2).
Cristo dejo a su Iglesia unos elementos fundamentales:
1- La Tradición apostólica – 12 apóstoles como depositarios de la revelación oralmente difundida y escrita. La misa surge de la predicación de los apóstoles. “Esta predicación, expresada de un modo especial en los libros sagrados, se ha de conservar por transmisión continua hasta el fin de los tiempos” DV 8.
“L"La tradición recibe la Palabra de Dios… y la transmite integra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación” CIC 81. Es preciso distinguir de ella la “tradiciones” teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales CIC 83.
2-
La Sucesión apostólica – que se fue
transmitiendo de obispo a obispo e iniciada por cada uno de los apóstoles antes
de morir.
3-
La Interpretación del deposito de la fe aplicado
a cada tiempo sin desvirtuarlo por medio de los pastores, el Magisterio (Papas
y Obispos) y los fieles. Los fieles son los que tienen olfato por la fe (Sensus
Fidei).
4-
Los Dogmas – forma que obliga al pueblo cristiano
a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o
verdades que tienen con ellas un vinculo necesario CIC 88.
5-
La infalibilidad del Papa, Obispos y fieles que
incluye a la Iglesia docente (la que enseña) y la discente (la que
aprende)
El apóstol Santiago el llamado hermano del Señor se
convirtió en el primer obispo de Jerusalén, que vino a ser la primera diócesis
de la Iglesia. Este tuvo un papel predominante en el Concilio de Jerusalén, el
primero de la Iglesia, en donde se resolvió la controversia surgida en
Antioquia sobre la aplicación de la circuncisión a los nuevos conversos no
judíos o gentiles. A raíz de este suceso, Pedro y Santiago pronuncian sendos
discursos que producen una Carta para los gentiles de Antioquia, Silicia y
Siria que fue leída a estos por Judas y Silas. Desde entonces la Iglesia adopta
sus decisiones en nombre del Espíritu Santo con la frase “Es decisión del
Espíritu Santo y nosotros …” (Hechos 15).
La levadura de la masa somos los cristianos; para que todo
el mundo crea.
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