Hoy, celebra nuestra Iglesia, la institución, por parte del mismo Jesús, del Sacramento de la Eucaristía y del sacramento del Orden presbiteral o sacerdotal.
En la Eucaristía, como nos dice Pablo, Jesús se quedó como alimento de Vida en las especies del pan y del vino. Para ello le dio a sus apóstoles el poder de realizar este misterio, en su nombre, hasta que El vuelva. Por esto, al ser los presbíteros sellados con la unción del Espíritu Santo, se configuran con Cristo Sacerdote, de suerte que puedan obrar como en persona de Cristo.
Pero Cristo quiso en esa noche de la Cena demostrarles a sus apóstoles y discípulos que aquella entrega suya tenía que traducirse en el servicio pleno, humilde y amoroso a los demás. Por eso les lava los pies, haciéndose esclavo de todos.
Si tu participación frecuente de la Eucaristía no te lleva a esta entrega de servicio a los demás, algo te falta aun para conformarte a Cristo. Pídele hoy al Señor que te renueve y puedas ser en plenitud verdadero discípulo suyo. Que la Pascua de Resurrección que se avecina sea ese nuevo comienzo.
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