Amoris
Laetitia 77
NORMAS
Y DISCERNIMIENTO
304.
Es mezquino
detenerse solo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley
o norma general, porque eso no basta para discernir y asegurar una plena
fidelidad a Dios en la existencia concreta de un ser humano.
305.
Por ello, un
pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes
viven en situaciones «irregulares», como si fueran rocas que se lanzan sobre la
vida de las personas. En el caso de corazones cerrados, que suelen esconderse
aun detrás de las enseñanzas de la Iglesia «para sentarse en la cátedra de Moisés
y, juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y
las familias heridas». En esta misma línea se expresó la Comisión teológica
Internacional: «La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya
constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral, sino que
es más bien una fuente de inspiración objetiva para su proceso, eminentemente
persona, de toma de decisión. A causa de los condicionamientos o factores
atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado – que
no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno – se puede vivir
en gracia de Dios, se puede amar, y también se puede crecer en la vida de la
gracia y la caridad, recibiendo para ello toda la ayuda de la Iglesia… Por
creer que todo es blanco o negro a veces cerramos el camino de la gracia y del
crecimiento, y desalentamos caminos de santificación que dan gloria a Dios. Recordemos
que «un pequeño paso, en medio de grandes limites humanos, puede ser más
agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus
días sin enfrentar importantes dificultades.
¿Crees
que los pastores están bien formados para atender situaciones “irregulares”?
¿Haz juzgado a aquellos que han tenido dificultades en su vida, sin conocer a fondo la raíz de su problema?
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