Imitar a Jesús 27
El Señor Jesús nos ha llamado a ser sal y luz del mundo:
Sal, porque la sal libra de la corrupción a los alimentos, especialmente las carnes. Les preserva y no permite que se corrompan.
Luz, porque la luz, desde un lugar alto, alumbra la oscuridad, nos muestra el camino que hay por delante, nos guía.
Por eso, todo católico, tiene que denunciar la corrupción donde quiera que se dé, comenzando con el mismo. Esto nos llama a ser honestos en todo lo que hagamos, a cumplir con todas nuestras obligaciones ciudadanas y a defender siempre la verdad.
Por otro lado, tenemos que ser guías para todos los que viven en tinieblas, enseñándoles y corrigiéndolos para que conozcan la Verdad, que es Cristo. Esta misión debe comenzar también por uno mismo. Pues el ejemplo de vida es lo que más arrastra.
Examinemos cómo estamos ejerciendo estas dos llamadas de Cristo y si no estamos siendo sal y luz desde hoy comencemos a hacerlo.
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