Amoris Laetitia 47
El amor en la espera
propia del embarazo
168.…La madre acompaña a Dios para que
se produzca el milagro de una nueva vida. La maternidad surge de una
«particular potencialidad del organismo femenino, que con peculiaridad creadora
sirve a la concepción y a la generación del ser humano»…Es como dice el Salmo:
«Tú me has tejido en el seno materno» (139,13). Cada niño que se forma dentro
de su madre es un proyecto eterno del Padre Dios y de su amor eterno: «Antes de
formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno te
consagré» (Jr 1,5). Cada niño está en el corazón de Dios desde siempre, y en el
momento en que es concebido se cumple el sueño eterno del Creador.
170.…La madre que lo lleva en su seno
necesita pedir luz a Dios para poder conocer en profundidad a su propio hijo y
para esperarlo tal cual es. Algunos padres sienten que su niño no llega en el
mejor momento. Les hace falta pedirle al Señor que los sane y los fortalezca
para aceptar plenamente a ese hijo…Es importante que ese niño se sienta
esperado…Cada uno es único e irrepetible […] se ama a un hijo porque es hijo,
no porque es hermoso o porque es de una manera o de otra.
171. A cada mujer embarazada quiero pedirle con afecto: …No
permitas que los miedos, las preocupaciones, los comentarios ajenos o los
problemas apaguen esa felicidad de ser instrumento de Dios para traer una nueva
vida al mundo…Vive ese sereno entusiasmo en medio de tus molestias, y ruega al
Señor que cuide tu alegría para que puedas transmitirla a tu niño.
¿Cómo
crees que se da esa consagración del niño en el vientre de su madre? ¿Cómo se
completa luego que nace?
¿Sentiste
que alguno de tus hijos no llegó en el mejor momento?
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