lunes, 7 de septiembre de 2020

#936 - Amoris Laetitia 47




Amoris Laetitia 47

El amor en la espera propia del embarazo

168.…La madre acompaña a Dios para que se produzca el milagro de una nueva vida. La maternidad surge de una «particular potencialidad del organismo femenino, que con peculiaridad creadora sirve a la concepción y a la generación del ser humano»…Es como dice el Salmo: «Tú me has tejido en el seno materno» (139,13). Cada niño que se forma dentro de su madre es un proyecto eterno del Padre Dios y de su amor eterno: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno te consagré» (Jr 1,5). Cada niño está en el corazón de Dios desde siempre, y en el momento en que es concebido se cumple el sueño eterno del Creador.

170.…La madre que lo lleva en su seno necesita pedir luz a Dios para poder conocer en profundidad a su propio hijo y para esperarlo tal cual es. Algunos padres sienten que su niño no llega en el mejor momento. Les hace falta pedirle al Señor que los sane y los fortalezca para aceptar plenamente a ese hijo…Es importante que ese niño se sienta esperado…Cada uno es único e irrepetible […] se ama a un hijo porque es hijo, no porque es hermoso o porque es de una manera o de otra.

171. A cada mujer embarazada quiero pedirle con afecto: …No permitas que los miedos, las preocupaciones, los comentarios ajenos o los problemas apaguen esa felicidad de ser instrumento de Dios para traer una nueva vida al mundo…Vive ese sereno entusiasmo en medio de tus molestias, y ruega al Señor que cuide tu alegría para que puedas transmitirla a tu niño. 

¿Cómo crees que se da esa consagración del niño en el vientre de su madre? ¿Cómo se completa luego que nace?

¿Sentiste que alguno de tus hijos no llegó en el mejor momento?

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