viernes, 3 de abril de 2020

#787 - Amoris Laetitia 4




19. El idilio que manifiesta el salmo 128 no niega una realidad amarga que marca todas las Sagradas Escrituras. Es la presencia del dolor, del mal, de la violencia que rompen la vida de la familia y su íntima comunión de vida y de amor. Por algo el discurso de Cristo sobre el matrimonio está inserto dentro de una disputa sobre el divorcio.

20. Es un sendero de sufrimiento y de sangre que atraviesa muchas páginas de la Biblia, a partir de la violencia fratricida de Caín sobre Abel y de los distintos litigios entre los hijos y entre las esposas de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, llegando luego a las tragedias que llenan de sangre a la familia de David, hasta las múltiples dificultades familiares que surcan la narración de Tobías o la amarga confesión de Job abandonado…

21. Jesús mismo nace en una familia modesta que pronto ha de huir a una tierra extranjera…Conoce las ansias y las tensiones de las familias incorporándolas a sus parábolas: desde los hijos que dejan sus casas para  intentar alguna aventura (Lc 15, 11-32) hasta los hijos difíciles con comportamientos inexplicables (Mt 21, 28-31) o víctimas de la violencia (Mc 12, 1-9).

22.  En este breve recorrido podemos comprobar que la Palabra de Dios no se muestra como una secuencia de tesis abstractas, sino como una compañera de viaje también para las familias que están en crisis o en medio de algún dolor, y les muestra la meta del camino, cuando Dios «enjugara las lagrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor (Ap 21,4).

¿Qué situaciones difíciles has tenido en tu familia?

¿Cuántas de esas crisis has superado definitivamente?

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