19.
El idilio que
manifiesta el salmo 128 no niega una realidad amarga que marca todas las Sagradas
Escrituras. Es la presencia del dolor, del mal, de la violencia que rompen la
vida de la familia y su íntima comunión de vida y de amor. Por algo el discurso
de Cristo sobre el matrimonio está inserto dentro de una disputa sobre el
divorcio.
20.
Es un sendero de
sufrimiento y de sangre que atraviesa muchas páginas de la Biblia, a partir de
la violencia fratricida de Caín sobre Abel y de los distintos litigios entre
los hijos y entre las esposas de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob,
llegando luego a las tragedias que llenan de sangre a la familia de David,
hasta las múltiples dificultades familiares que surcan la narración de Tobías o
la amarga confesión de Job abandonado…
21.
Jesús mismo nace
en una familia modesta que pronto ha de huir a una tierra extranjera…Conoce las
ansias y las tensiones de las familias incorporándolas a sus parábolas: desde
los hijos que dejan sus casas para intentar
alguna aventura (Lc 15, 11-32) hasta los hijos difíciles con comportamientos
inexplicables (Mt 21, 28-31) o víctimas de la violencia (Mc 12, 1-9).
22.
En este breve recorrido podemos comprobar que la
Palabra de Dios no se muestra como una secuencia de tesis abstractas, sino como
una compañera de viaje también para las familias que están en crisis o en medio
de algún dolor, y les muestra la meta del camino, cuando Dios «enjugara las
lagrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor (Ap 21,4).
¿Qué situaciones difíciles
has tenido en tu familia?
¿Cuántas de esas
crisis has superado definitivamente?
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