lunes, 20 de abril de 2020

#803 - Amoris Laetitia 6



Capitulo II. Realidad y desafíos de las familias

31. El bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y de la iglesia.

Situación actual de la familia

32. «Fieles a las enseñanzas de Cristo miramos la realidad de la familia de hoy en toda su complejidad, en sus luces y sombras […] En el contexto de varias décadas, los Obispos de España ya reconocían una realidad doméstica con más espacios de libertad, «con un reparto equitativo de cargas, responsabilidades y tareas […] Pero «somos conscientes de la dirección que están tomando los cambios antropológicos-culturales, en razón de los cuales los individuos son menos apoyados que en el pasado por las estructuras sociales en su vida efectiva y familiar ».

33.… «hay que considerar el creciente peligro que representa un individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos familiares y acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla, haciendo que prevalezca, en cierto casos, la idea de un sujeto que se construye según sus propios deseos asumidos con carácter absoluto »…

…se aprecia una personalización que apuesta por la autenticidad…Es un valor que puede promover las distintas capacidades y la espontaneidad, pero que, mal orientado, puede crear actitudes de permanente sospecha, de huida de los compromisos, de encierro en la comodidad, de arrogancia.

34. Si estos riesgos se trasladan al modo de entender la familia, esta puede convertirse en un lugar de paso, al que uno acude cuando le parece conveniente para sí mismo o donde uno va a reclamar derechos, mientras los vínculos quedan abandonados a la precariedad voluble de los deseos y las circunstancias. En el fondo, hoy es fácil confundir la genuina libertad con la idea de que cada uno juzga como le parece, como si más allá de los individuos no hubiera verdades, valores, principios que nos orienten, como si todo fuera igual y cualquier cosa debiera permitirse. En ese contexto, el ideal matrimonial, con un compromiso de exclusividad y de estabilidad, termina siendo arrasado por las conveniencias circunstanciales o por los caprichos de la sensibilidad. Se teme la soledad, se desea un espacio de protección y fidelidad, pero al mismo tiempo crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales.


¿Sigue existiendo en tu familia un entorno de apoyo social afectivo como era en su mayoría el de nuestros padres?

¿Ves en tus hijos o en los jóvenes de hoy algunos de los rasgos que describe el Papa en los números 33 y 34? ¿Cómo te enfrentas con ellos?

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