38.…
se aprecia que la
Iglesia ofrezca espacios de acompañamiento y asesoramiento sobre cuestiones
relacionadas con el crecimiento del amor, la superación de los conflictos o la
educación de los hijos. Muchos estiman la fuerza de la gracia que experimentan
en la Reconciliación sacramental y en la Eucaristía, que les permite sobre
llevar los desafíos del matrimonio y la familia. En algunos países,
especialmente en distintas partes de África, el secularismo no ha logrado
debilitar algunos valores tradicionales, y en cada matrimonio se produce una
fuerte unión entre dos familias ampliadas, donde todavía se conserva un sistema
bien definido de gestión de conflictos y dificultades. En el mundo actual
también se aprecia el testimonio de los matrimonios que no solo han perdurado
en el tiempo, sino que siguen sosteniendo un proyecto común y conservan el
afecto.
39.
Esto no significa
dejar de advertir la decadencia cultural que no promueve el amor y la entrega.
Las consultas previas a los dos últimos sínodos sacaron a la luz diversos
síntomas de la «cultura de lo provisorio». Me refiero, por ejemplo, a la
velocidad con la que las personas pasan de una relación afectiva a otra. Creen
que el amor, como en las redes sociales, se puede conectar o desconectar a
gusto del consumidor e incluso bloquear rápidamente. Pienso también en el temor
que despierta la perspectiva de un compromiso permanente, en la obsesión por el
tiempo libre, en las relaciones que miden costos y beneficios y se mantienen
únicamente si son un medio para remediar la soledad, para tener protección o
para recibir algún servicio…Llama la atención
que las rupturas se dan muchas veces en adultos mayores que buscan una
especie de «autonomía» y rechazan el ideal de envejecer juntos cuidándose y
sosteniéndose.
40.…
podríamos decir
que existe una cultura tal que empuja a muchos jóvenes a no poder formar una
familia porque están privados de oportunidades de futuro…En algunos países,
muchos jóvenes «a menudo son llevados a posponer la boda por problemas de tipo
económico, laboral o de estudio. A veces, por otras razones, como la influencia
de las ideologías que desvalorizan el matrimonio y la familia, la experiencia
del fracaso de otras parejas a la cual ellos no quieren exponerse, el miedo hacia
algo que consideran demasiado grande y sagrado, las oportunidades sociales y
las ventajas económicas derivadas de la convivencia, una concepción puramente
emocional y romántica del amor, el miedo de perder su libertad e independencia,
el rechazo de todo lo que es concebido como institucional y burocrático.
¿Tienes lazos
fuertes con la familia de tu esposo o esposa?
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