En Daniel 7, 18, se nos dice que luego de que caigan todos los reinos terrenales de su tiempo, "los santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán por los siglos de los siglos."
Esta profecía se ha realizado ya en Cristo Jesús. Y todos los que por el bautismo nos hemos incorporado a Su Cuerpo, la Iglesia, han heredado ese Reino, que durará para siempre hasta su consumación final.
Es esta la mejor herencia que podamos darle a cualquier ser humano. Procuremos pues, que toda nuestra familia, amigos y prójimo entren en este Reino.
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