“La experiencia de Pascua, el paso de la muerte a la vida y del miedo a la confianza plena, cambio la vida de los discípulos y seguidores de Jesús. Este cambio tuvo tal fuerza que, de hombre y mujeres anónimos, los hizo proclamadores de una nueva vida, una vida querida por Dios, un proyecto de sociedad y vida diferente. Vivir el proyecto de Dios, en tiempo pascual, es una invitación para estar atentos a los latidos de vida que, en nuestro continente, están mas amenazados. Hoy, los signos de muerte tienen rostros de empobrecidos, producto de sistemas económicos injustos y perversos, movilidad humana de tantos que en sus propios países no encuentran lo mínimo para vivir dignamente. Hoy, en nuestro continente, los empobrecidos no tienen acceso a sistemas de salud o educación que les permita superar sus condiciones de exclusión y simplemente son inmovilizados porque se han ido convirtiendo en un estorbo para el modelo económico.
Nuestra experiencia del Resucitado debería provocar en cada uno de nosotros lo mismo que pasó con los primeros discípulos, un cambio radical de vivir nuestras vidas. De pasar de la inmovilidad a la movilidad, al cuidado de los excluidos y desechados de la sociedad, de la insolidaridad a la compasión hasta sentir con el otro su dolor y su postergacion, del descuido al cuidado de la casa común y vivir la plenitud del espíritu que nos hace gritar <Padre>".
Tomado del Diario Bíblico 2020
Feliz Pascua de Resurrección. Aleluya, Aleluya
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