En su libro "Testigos de la esperanza", monseñor Francois-Xavier Nguyen Van Thuan, entonces Presidente del Consejo Pontificio de Justicia y de la Paz y, víctima de la persecución y encarcelado siendo Obispo Católico en Vietnam, nos trae esta reflexión.
En el capitulo 19 nos habla del Espíritu Santo:
He visto al Espíritu, <Pater pauperum> que no nos ha dejado huérfanos
"En mi larga estancia en la cárcel...me convencí aun mas profundamente de la fuerza del Espíritu Santo como se nos presenta en los Hechos de los Apóstoles. Esta fuerza es indispensable para la Iglesia también hoy, para que pueda superar todo tipo de pruebas...
Si, el Espíritu Santo vive y actúa en los corazones de los pobres y de los humildes, en la piedad popular, en la solidaridad, en el sufrimiento.El esta allí como abogado e interprete de los deseos y de las plegarias...
Ven, Espíritu Santo
Así oraba Edith Stein, copatrona de Europa, en el ultimo Pentecostes de su vida:
<?Quien eres tu, dulce luz, que me llenas
y alumbras la oscuridad de mi corazón?
Tu me guías como mano materna y me dejas libre.
Tu eres el espacio que rodea
mi ser y lo encierras en si.
Si tu lo dejaras, caería en el abismo de la nada,
desde el cual tu lo elevas al ser.
Tu, mas cerca de mi que yo misma,
y mas intimo que mi interior,
y sin embargo inabarcable e incomprensible,
que haces estallar todo nombre:
Espíritu Santo, Amor eterno>.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario