viernes, 29 de marzo de 2024

#2213- Cuarto cántico del siervo de Yahve

 El cuarto canto (Is 52,13-15; 53, 1-12) es el más completo y profundo. Lo proclamamos el Viernes Santo, antes de la Pasión. Aquí el sufrimiento llega a su plenitud. El Siervo, inocente, se entrega por los demás (por "los muchos", o sea, por todos) y carga sobre sí las deudas de los pecadores. Una especie de "coro" comenta en 53, 1-10 lo que ha dicho Dios hasta ese momento, y canta la impresionante profundidad del dolor del Siervo: "Despreciable, varón de dolores ...Eran nuestras dolencias las que él llevaba, él fue herido por nuestras rebeliones". Pero los últimos versos, otra vez en labios de Dios, hablan de la glorificación de su elegido: verá la luz, su sacrificio habrá servido de salvación para todos, y Dios le hará grande y poderoso, porque "él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores".

En los cuatro cantos se habla cada vez con mayor precisión de la misión del Siervo: elegido desde el seno materno, recibe la fuerza del Espíritu porque está destinado a hacer volver al pueblo de Israel a los caminos de Dios, y llamado a ser luz para todas las naciones, y a entregar su vida por la salvación de muchos. Y también con creciente intensidad, de los sufrimientos que tendrá que soportar, desde las fatigas y las dudas y los golpes hasta la muerte. Para ser finalmente glorificado por Dios.

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