lunes, 25 de marzo de 2024

#2209- Cantos del Siervo de Yahvé

 Como preparación para el Triduo Pascual

 LOS CANTOS DEL SIERVO EN SEMANA SANTA

En la Semana Santa leemos en la Eucaristía los cuatro cánticos o poemas de Siervo:

* lunes, el 1°, Isaías 42

* martes, el 2°-, Isaías 49

* miércoles, el 3°-, Isaías 50 (más abreviado, se leyó el Domingo de Ramos).

* viernes, el 4°-, Isaías 52-53.

Estos poemas del Siervo pertenecen al "Segundo Isaías", un profeta que habló a mediados del siglo VI antes de Cristo, durante el destierro de Babilonia, añadiendo al libro original de Isaías los capítulos 40-55, llamados "el libro de la consolación".

Este Siervo de Yahvé que anunciará la salvación, que será luz para las naciones, que se ofrecerá él mismo a la muerte para salvar a todos y que finalmente será glorificado por Dios, había sido identificado con el pueblo entero de Israel, al que también se le llama "siervo", y que cumpliría así una función intercesora por toda la humanidad. Pero ya los mismos judíos lo interpretaron pronto como el anuncio de un personaje concreto, que asumiría en su propia vida la historia de su pueblo.

En el Nuevo Testamento se aplicó claramente esta figura a la persona de Jesús de Nazaret, mediador de la salvación para todas las naciones. Es muy expresivo el episodio del eunuco que iba leyendo en su carro el pasaje de Is 53,7-8, sobre la oveja que llevan al matadero, que no abre la boca para quejarse y da su vida por los demás. El eunuco pregunta de quién hay que entender estas palabras, y entonces el diácono Felipe le anuncia la Buena Nueva de Jesús (Hechos 8).

El canto primero (Is 42,1-7) está puesto en boca de Dios, que presenta a un elegido, su preferido, sobre el que enviará su Espíritu para que pueda cumplir bien su misión, que no será nada fácil: dictará ley a las naciones, implantará la justicia y el derecho. "Te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos...". Y todo eso no lo hará con violencia: no alzará la voz, no acabará de quebrar la caña débil ni apagará la mecha vacilante. En la escena del bautizo de Jesús en el Jordán, los evangelistas aplican a Jesús estas palabras de Yahvé sobre el Siervo. Más tarde, Mateo (Mt 12,18-21) refiere a Jesús todo este primer canto.

 J. ALDAZÁBAL

     MISA DOMINICAL 2000, 5, 49-50

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