Ya se acerca la Pascua y en estos días previos a esta celebración, la más grande de nuestra liturgia, comencemos a descubrir según el Evangelio de Juan los misterios de nuestra fe en Cristo.
“Lo mismo que Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto para que todo el que crea en él tenga vida eterna…pues no envió Dios a su Hijo para dictar sentencia de condenación contra el mundo, sino para que por medio de él se salve el mundo” (Juan 3, 14-15.17)
No dejemos de contemplar al Cristo crucificado. Su muerte nos trajo una nueva vida.
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