miércoles, 22 de marzo de 2023

#1841 - Doctrina social 18

 Doctrina Social de la IGLESIA (DSI) 18

(Extractos tomados de “Doctrina Social de la Iglesia, manual abreviado” – Biblioteca de Autores Cristianos Fundación Pablo VI- Madrid – segunda edición MMII)

CAPITULO II

III.           Juan Pablo II. Laborem exercens (19819, Sollicitudo rei Socialis (1987), Centesimus annus (1991)

a)    La encíclica Sollicitudo rei sociales (1987)

“{…] se sitúa en el horizonte del mundo que parece salir de una fuerte crisis econo9mica, que mantiene un precario equilibrio de bloques enfrentados, que obstaculizan el desarrollo de los pueblos más pobres”. 


 (En las primeras tres partes (1- 10) justifica la aparición de la encíclica {…] señala los objetivos y destaca las novedades de Populorum progressio - PP).

·      “En la parte tercera (11-26) estudia algunos indicadores genéricos sobre la realidad del desarrollo […] Señala los signos negativos que encuentra: la persistencia y, a veces, el abismo entre los pueblos del Norte y los del Sur […] el analfabetismo, las violaciones de los derechos humanos y las discriminaciones de todo tipo […] la escasez de viviendas, el paro declarado y el paro encubierto, con sus secuelas morales y la creciente e irreversible interdependencia entre los países del mundo, manifestada en la deuda internacional.  

Al examinar las causas del subdesarrollo se refiere a los bloques contrapuestos ideológicamente que se amplía con la contraposición militar.

Hay también signos positivos de esperanza: el crecimiento de la conciencia de la dignidad propia y de cada uno de los seres humanos […] el aumento de la preocupación por la paz y por la ecología, sin olvidar el esfuerzo de tantas organizaciones internacionales, que han permitido unas ayudas alimentarias.”

“La parte cuarta (27-34) define el desarrollo humano en la línea de PP. Debe abarcar la vertiente religiosa, política, económica e incluso ecológica […] Rechaza la concepción de un desarrollo automático, ilimitado o sólo material, no sólo por la incapacidad de satisfacer la plenitud del hombre, sino también porque es fuente inmediata para el consumismo”.


 “La parte quinta (35-40) analiza la realidad presente […] el mundo dividido en bloques, presididos por ideologías rígidas e imperialistas, esta sometido a «estructuras de pecado» […] Enumera dos de ellas: el afán exclusivo de ganancias y la sed de poder […] Su contrario, la solidaridad, como determinación firme y perseverante de comprometerse con el bien común, le lleva a la afirmación de que la paz es un fruto de la solidaridad”.

“Finalmente, en la parte sexta (41-45) se introducen algunas afirmaciones de contenido teológico: el concepto DSI, que presenta como instrumento de evangelización…”.

 


“La conclusión (46-49) se dirige expresamente a la realidad latinoamericana y sus cuestiones relacionadas con la Teología de la Liberación, de la que toma pie para enfrentarse al desafío de subdesarrollo por medios pacíficos. Porque «la paz y su necesaria condición, el desarrollo de todo ‘hombre y de todos los hombres’, son una cuestión también religiosa» y depende de la fidelidad a la vocación cristiana”.

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