Doctrina Social de la IGLESIA (DSI) 15
(Extractos tomados de “Doctrina Social de la Iglesia, manual abreviado” – Biblioteca de Autores Cristianos Fundación Pablo VI- Madrid – segunda edición MMII)
CAPITULO II
II. De Juan XXIII a Pablo VI
1. Pablo VI (1963-1978). Populorum progressio (1967), Octogesima advienens (1971)
a) Los problemas religiosos y sociales posconciliares
“Ahora los cristianos deben buscar lo específicamente cristiano en la vida personal y comunitaria y, hacerlo presente en la vida y en las tareas pastorales de la Iglesia”.
“Para acortar la distancia que existe entre los pueblos desarrollados y los subdesarrollados hay una serie de obstáculos al desarrollo:
· Los mecanismos del comercio internacional. Excluyen a los pueblos sin industria […] Los pueblos industrializados compran materias primas para transformarlas y volver a vendérselas, quedándose el valor añadido. Además, los precios de las materias primas siguen inalterados, pero los productos elaborados se encarecen…”
· Los mecanismos financieros. La inversión económica extranjera en un país, que parece contribuir a la industrialización del país receptor, termina apropiándose de la riqueza generada en el país que la genera…”
· Un sistema económico mundial único., que interrelacione todas las economías nacionales”.
b) “Peculiaridades de la encíclica Populorum progressio (1967)
En el preámbulo ofrece las razones que han motivado la encíclica […] a) exigencias conciliares…b) los viajes de pablo VI, que le han servido para confirmar la necesidad que tiene la humanidad de responder a los retos de la pobreza; c) la creación de un organismo pontificio: la Comisión «Justicia y Paz».
· La primera parte (6-42) expone la exigencia de un desarrollo integral […] El disfrute de condiciones de una existencia humana digna requiere la propiedad… el trabajo… la cultura, el reconocimiento de los derechos, los valores religiosos […] la verdadera solución…ha de caminar realizando programas a favor de la cultura, de la familia, de la solución demográfica humana, etc.
La segunda parte (43-80) expone la exigencia de un desarrollo solidario de la humanidad […] invita a la reflexión teológica sobre la libertad justa y sobre los valores que fundamentan la vida social…arranca para ello de las demandas de los débiles […] Avisa sobre las relaciones comerciales entre países ricos y pobres, que pueden anular parcialmente los esfuerzos por el desarrollo. Porque una economía de intercambio no puede seguir descansando solo sobre la ley de oferta y demanda […] concreta algunas dimensiones de la caridad universal, la hospitalidad, la atención a los jóvenes estudiantes del Tercer Mundo…y a los emigrados que buscan trabajo, el sentido social de empresarios insaciables en los contratos…”
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