Creo
en un solo Dios
En el desierto de Judea, en su aridez,
silencio, oasis y tormentas, vida vegetal y animal. podemos palpar también la
creación de nuestro Dios. Creación que El mismo sigue manteniendo.
Un solo Dios en naturaleza,
sustancia y esencia. Fuente de todo, que se contiene a si mismo, no creado por
nadie. El que es, como dice en Éxodo 3, 13-15: “Yo soy el que soy”. Jesús se
proclama como ese Dios cuando le dice a sus discípulos: “Cuando levanten al
Hijo del Hombre veréis quien soy”
Un Dios de misericordia, un Dios que
perdona (CIC 213).
Por esto hay que acercarse a El con
respeto a su Misterio, Como Moisés lo hizo, hay que quitarse las sandalias
cuando estamos pisando su Tierra Santa.
Es Padre y Madre; es el Esposo, como
nos lo presentan los profetas del Antiguo Testamento.
Es Verdad y Amor (CIC 214).
En el Catecismo de la Iglesia Católica,
números 222-227 se establecen las consecuencias de la fe en ese único Dios:
1- Reconocer
su grandeza y majestad para servirle
2- Vivir
en acción de gracias porque nos ha dado todo para una vida en abundancia
3- Reconocer
la unidad y la verdadera dignidad de todos los seres humanos, pues nos creó a
su imagen y semejanza, iguales.
4- Usar
bien de las cosas creadas por El. Estas nos llevan a El.
5- Confiar
en El en todas las circunstancias.
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