viernes, 25 de junio de 2021

#1236 - Peregrinando en la fe 8

Padre Todopoderoso

En Jerusalén, en el Huerto de los Olivos o Getsemaní, atravesado por el Torrente Cedrón, Jesús oró a su Padre para que lo librara de la muerte que iba a sufrir. Pero aceptando la voluntad del Padre, se entregó en sus brazos y el Padre, con su poder, lo resucitó de entre los muertos. Dios padre ha revelado su omnipotencia de la manera más misteriosa en el anonadamiento voluntario y en la resurrección de su Hijo, por los cuales ha vencido el mal. En la resurrección y en la exaltación de Cristo es donde el padre “desplego el vigor de su fuerza” y manifestó “la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes” (Ef 1, 19-22).

Es Juan en su Evangelio el que nos habla de la relación intima de Jesús y el Padre. En el capítulo 14 nos dice:

“Nadie va al Padre sino por mi”

“El que me ha visto ha visto al Padre”

“El Padre es el que realiza las obras”

El Padre está en mí y yo en el Padre”

Es el Padre quien revela a su Hijo: “Este es mi Hijo amado”.

En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo (cf. Dt 32,6; Ml 2,10); (CIC 238)

Al designar a Dios con el nombre de “Padre”, el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad transcendente y que al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Esta ternura paternal de Dios puede ser expresada también mediante la imagen de la maternidad (cf. Is 66, 13; Sal 131, 20); (CIC 239)

Creemos que es Todopoderoso porque Dios, que ha creado todo, rige todo y lo puede todo.

La Virgen María es el modelo supremo: ella creyó que “nada es imposible para Dios” (Lc 1, 37). 

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