El Papa Emérito, Benedicto XVI, en su Exhortación Apostólica Postsinodal, "Verbum Domini" (La Palabra del Señor), de 2010, nos adentra en este gran misterio de nuestra fe.
La Palabra de Dios y el Espíritu Santo
15… la
Sagrada Escritura es la que nos indica la presencia del Espíritu Santo en la
historia de la salvación y, en particular, en la vida de Jesús, a quien la
Virgen María concibió por obra del Espíritu Santo (cf. MT 1,18; Lc 1,35); al
comienzo de su misión pública, en la orilla del Jordán, lo ve que desciende
sobre si en forma de paloma (cf. Mt 3,16); Jesús actúa, habla y exulta en este
mismo Espíritu (cf. Lc 10, 21)Cuando estaba terminando su misión, según el
relato del Evangelista Juan, Jesús mismo pone en clara relación el don de su
vida con el envío del Espíritu a los suyos (cf. Jn 16,7). Después, Jesús
resucitado, llevando en su carne los signos de la pasión, infundió el Espíritu
(cf. Jn 20, 22), haciendo a los suyos participes de su propia misión (cf, Jn 20,
21). El Espíritu Santo ensenara a los discípulos y les recordara todo lo que
Cristo ha dicho (cf. Jn 14, 26), puesto que será El, el espíritu de la Verdad
(cf. Jn 15, 26), quien llevará a los discípulos a la Verdad entera (cf. Jn 16,
13). Por último, como se lee en los hechos de los Apóstoles, el Espíritu
desciende sobre los Doce, reunidos en oración con María el día de Pentecostés
(cdf. 2, 1-4), y les anima a la misión de anunciar a todos los pueblos la Buena
Nueva.
La Palabra de Dios, pues, se expresa con palabras humanas gracias a la obra del Espíritu Santo. La misión del Hijo y la del Espíritu santo son inseparables y constituyen una única economía de la salvación…El mismo Espíritu, que habló por los profetas, sostiene e inspira a la Iglesia en la tarea de anunciar la Palabra de Dios y en la predicación de los Apóstoles; es el mismo Espíritu finalmente, que inspira a los autores de las Sagradas Escrituras.
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