El Papa Emérito, Benedicto XVI, en su Exhortación Apostólica Postsinodal, "Verbum Domini" (La Palabra del Señor), de 2010, nos adentra en este gran misterio de nuestra fe.
Analogía de la
Palabra de Dios
7…hay que destacar ahora lo que los Padres sinodales han
afirmado sobre las distintas maneras en que se usa la expresión «Palabra
de Dios»
…Como muestra de modo claro el Prólogo de Juan, el Logos indica
originariamente el Verbo eterno, es decir, el Hijo único de Dios, nacido del
padre antes de todos los siglos y consustancial a el: la Palabra estaba junto a
Dios, la palabra era Dios. Pero esa misma Palabra, afirma san Juan, se «hizo
carne»
(Jn 1,14), por tanto, Jesucristo, nacido de María Virgen, es realmente
el Verbo de Dios que se hizo consustancial a nosotros. Así pues, la expresión «Palabra
de Dios»
se refiere a la persona de Jesucristo, Hijo eterno del Padre, hecho hombre…De
modo semejante, confesamos que Dios ha comunicado su Palabra en la historia de
la salvación, ha dejado oír su voz; con la potencia de su Espíritu, «habló.
por los profetas» … Además, la palabra predicada por los apóstoles, obedeciendo al
mandato de Jesús resucitado… (Mc 16,15), es Palabra de Dios. Por tanto, la
Palabra de Dios se transmite en la tradición viva de la Iglesia. La Sagrada
Escritura, el Antiguo y el Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios atestiguada
y divinamente inspirada. Todo esto nos ayuda a entender por que en la
Iglesia se venera tanto la Sagrada
Escritura, aunque la fe cristiana no es una «religión del Libro»: el
cristianismo es la «la religión de la palabra de Dios», no de «una palabra
escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo». Por consiguiente, la
Escritura ha de ser proclamada, escuchada, leída, acogida y vivida como palabra
de Dios, en el seno de la tradición apostólica, de la que no se puede separar.
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