Discurso
eclesiológico
Los que inducen al pecado (Mt 18,
6-11)
(Mc 9, 42-48; Lc 17, 1-2)
Ocasiones de caer
6. Pero si alguien escandaliza a uno de
estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al
cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar.
7. ¡Ay del mundo a causa de los
escándalos! Es inevitable que existan, pero ¡ay de aquel que los causa!
8. Si tu mano o tu pie son para ti
ocasión de pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar
en la Vida manco o lisiado, que ser arrojado con tus dos manos o tus dos pies
en el fuego eterno.
9. Y si tu ojo es para ti ocasión de
pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más te vale entrar con un solo ojo en
la Vida, que ser arrojado con tus dos ojos en la Gehena del fuego.
10. Cuídense de despreciar a cualquiera
de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están
constantemente en presencia de mi Padre celestial.
Parábola del siervo que no quiso
perdonar (Mt 18, 21-35)
21. Entonces se adelantó Pedro y le dijo:
'Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me
haga? ¿Hasta siete veces?.
22. Jesús le respondió: 'No te digo hasta
siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Los dos deudores
23. Por eso, el Reino de los Cielos se
parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
24. Comenzada la tarea, le presentaron a
uno que debía diez mil talentos.
25. Como no podía pagar, el rey mandó que
fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la
deuda.
26. El servidor se arrojó a sus pies,
diciéndole: 'Señor, dame un plazo y te pagaré todo'.
27. El rey se compadeció, lo dejó ir y,
además, le perdonó la deuda.
28. Al salir, este servidor encontró a
uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta
ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.
29. El otro se arrojó a sus pies y le
suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.
30. Pero él no quiso, sino que lo hizo
poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
31. Los demás servidores, al ver lo que
había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.
32. Este lo mandó llamar y le dijo:
'¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
33. ¿No debías también tú tener compasión
de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'.
34. E indignado, el rey lo entregó en
manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
35. Lo mismo hará también mi
Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos'.
Somos muy exigente con lo nuestro y con los que pensamos que nos deben algo. Hoy Jesús nos orienta al respecto. Y nos llama no solo a perdonar siempre si no a tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran.
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