miércoles, 7 de junio de 2023

#1916 - Junio 7 2023

 Tb3,1-11.16-17: Llegaron sus oraciones a la presencia de Dios

Sal 25: «A ti, Señor, levanto mis ojos»

Mc12,18-27: No es Dios de muertos, sino de vivos

En aquel tiempo,

se acercaron unos saduceos -que niegan la resurrección- y le dijeron a Jesús:

'Maestro, Moises nos dejo escrito que cuando uno muera sin hijos, su hermano se case con viuda para dar descendencia al hermano difunto. *Eran siete hermanos: el primero se casó y murió sin descendencia: el segundo tomó a la viuda y murió sin descendencia; lo mismo el tercero

Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos murió la mujer. En la resurrección.cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete estuvieron casados con ellas

*Jesús les respondió: «¿No están equivocados por esto, por no conocer la Escritura ni el poder de Dios? »Cuando resuciten de entre los muertos, los hombres y las mujeres no se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo. *Y a propósito de que los muertos resucitarán, ¿no han leído en el libro de Moisés el episodio de la zarza? Dios le dice: *Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. »No es un Dios de muertos, sino de vivos. Ustedes están muy equivocados».

Reflexión:

De nuevo se evidencia la autoridad de Jesús y su conocimiento de la Sagrada Escritura frente a los cuestionamientos de los saduceos. Estamos frente a un tema legal de la época relacionado con el cumplimiento de la Ley del Levirato, por el que, al morir el esposo, la mujer debía casarse con el hermano del difunto para darle descendencia (Dt25, S-10); además buscan ridiculizar la creencia en la resurrección de los muertos, en la que Jesús creía. La primera respuesta de Jesús es que la mujer no pertenece a nadie; se pertenece a sí misma y a Dios. Ella es un ser con dignidad a pesar de que en muchas sociedades se la reduzca a objeto. Dios nos regala la posibilidad de sembrar en esta vida lo que cosecharemos para la eternidad. Pensemos si estamos sembrando bondad, respeto, corresponsabilidad e igualdad. Dios nos ha puesto en este mundo a hombres y mujeres para complementarnos y así alcanzar la plenitud. Fomentemos el respeto a la dignidad humana, especialmente de las mujeres.

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