La oración del Ángelus nos debe llevar a profundizar el misterio de salvación que Dios ha querido realizar en cada uno de nosotros. Fue María con su Fiat quien primero abrió todo su ser e este proyecto divino.
También cada uno de nosotros puede entrar en el Camino de Jesús si adoptamos esta oración y la hacemos vida.
Comencemos, como Maria, por estar atentos a lo que nuestro ángel guardián (los del cielo y los de la tierra nos proponen para nuestra salvación y la de los demás ("El Ángel del Señor anunció a Maria").
Dejemos llenar del Espíritu Santo para concebir en nuestra mente y en nuestro corazón al Hijo y poder mostrarlo a los demás ("Y concibió por obra del Espíritu Santo").
Hagámonos esclavos del Señor, pues su yugo es ligero y así podremos cumplir Su voluntad ("He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según Su Palabra").
Entonces el Verbo, es decir, Jesús mismo, se encarnará en nosotros, haciéndonos hombres nuevos ("Y el Verbo se hizo carne y habito entre nosotros")
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