Id por todo el mundo
35. «La Iglesia particular, debiendo
representar en el modo más perfecto la Iglesia universal, ha de tener la plena
conciencia de haber sido también enviada a los que no creen en Cristo».
La Iglesia tiene que dar hoy un gran
paso adelante en su evangelización: debe entrar en una nueva etapa histórica de
su dinamismo misionero.
Los fieles laicos, con el ejemplo de
su vida y con la propia acción, pueden favorecer la mejora de las relaciones
entre los seguidores de las diversas religiones, como oportunamente han subrayado
los Padres sinodales… el diálogo entre las religiones tiene una importancia
preeminente, porque conduce al amor y al respeto recíprocos, elimina, o al
menos disminuye, prejuicios entre los seguidores de las distintas religiones, y
promueve la unidad y amistad entre los pueblos».
Para la evangelización del mundo hacen falta, sobre todo evangelizadores. Por eso, todos, comenzando desde las familias cristianas, debemos sentir la responsabilidad de favorecer el surgir y madurar de vocaciones específicamente misioneras, ya sacerdotales y religiosas, ya laicales, recurriendo a todo medio oportuno, sin abandonar jamás el medio privilegiado de la oración…
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