Desde ahí ha
de venir a juzgar a vivos y muertos
(CIC
668-682)
En el valle de Josafat, que significa
Yahvé es el que juzga, se encuentra el torrente Cedrón, que desciende uno 1200
metros desde la ciudad de Jerusalén hasta el Mar Muerto. En esta misma región
se encuentra el valle de la Gehena o Infierno.
En el Monte de los Olivos se pueden
observar aún algunas de las tumbas de los judíos que pensaban que serian los
primeros en resucitar. Actualmente este es un barrio musulmán donde también hay
tumbas de musulmanes y cristianos.
Mateo 24, 36-44 nos habla del tiempo
de trabajo y vigilancia y en Mateo 25 se nos presentan las parábolas del Juicio
Final: Las diez vírgenes, Los talentos y el Juicio. Nuestro juicio particular
será cuando morimos. El Reino es todavía atacado por el poder del mal. San
Pedro y San Pablo nos hablan en sus escritos que antes del Juicio el pueblo
judío se convertirá (Rm 11,26; Mt 23,29). El Señor nos dió lo que entendía que
podíamos administrar y por eso nos juzgará. Todo está resumido en las Obras de
Misericordia. Debemos practicar el amor, que es nuestra vocacion, para darnos a
los demás. Cuidémonos de los errores leyendo lo que nos aleja de Dios, viendo
programas anticristianos, promoviendo ideas falsas (Juan 14,2).
Desde la Ascensión, el designio de
Dios ha entrado en su consumación. Estamos ya en la “última hora” (1Jn 2,18;
cf. 1 Pe 4,7). “El final de la historia ha llegado ya a nosotros y la
renovación del mundo está ya decidida de manera irrevocable e incluso de alguna
manera real está ya por anticipado en este mundo… (LG 48). El Reino de Cristo
manifiesta ya su presencia por los signos milagrosos (cf Mc 16, 17-18) que
acompaña su anuncio por la Iglesia (cf Mc 16,20). CIC 670.
La Iglesia peregrina lleva en sus
sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este
mundo que pasa (CIC 671). El tiempo presente, según el Señor, es el tiempo del
Espíritu y del testimonio (cf Hch 1,8) (CIC 672).
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