El
cielo y la tierra
Desde Rosh Hanika, al noroeste de Palestina,
nos adentramos en la creación de “todo lo visible e invisible”: los espíritus
puros o ángeles y los espíritus encarnados u hombres (Génesis 1 y 2).
Los ángeles nos iluminan, nos guardan,
nos siguen y nos gobiernan. Nos preservan del peligro, son inteligentes y
libres. Cristo es el centro de su mundo ya que fueron creados por él y para él (CIC
331). Son también los ángeles quienes “evangelizan” (Lc 2,10), anuncian la
Buena Nueva de la Encarnación (cf. Lc 2, 8-14), y de la Resurrección (cf. Mc16,
5-7) … Con ocasión de la segunda venida de Cristo…estos estarán presentes al
servicio del juicio del Señor (cf. Mt 13, 41; 25, 31; Lc 12, 8-9); CIC 333).
El hombre es la cumbre de la obra de
Dios (CIC 343). Nada existe que no deba su existencia a dios. Dios da el ser a
todas las cosas (CIC 338).
Toda criatura posee un poco de la
bondad y perfección de Dios. Existe una interdependencia y una gran solidaridad
entre todas las criaturas (CIC 340).
En el cántico de Daniel (Dn 3, 48-90)
se exalta toda esta obra de la creación.
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