Concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo
En Nazareth, donde se crió Jesús,
se va revelando el misterio de la divinidad de Cristo, que toma su humanidad de
la Virgen María, y en donde habita corporalmente todo este misterio. Con El se
inaugura la plenitud d ellos tiempos.
María es predestinada a colaborar
libremente. Ella concibe primero en su mente y obedeciendo en la fe se pone en
manos de Dios, quien la redimió por Cristo desde su concepción. Para la Iglesia
Oriental ella es la Toda Santa (Panaghia). Es la nueva Eva, madre de los
vivientes. Es Virgen y Madre del Señor (Theotokos), como lo definió el concilio
de Letrán. Su virginidad manifiesta la iniciativa absoluta de Dios de engendrar
por el Espíritu santo al nuevo Adán, Cristo. Ella es reflejo, como la Luna, de
Cristo-Sol.
El Verbo se encarnó para salvarnos
reconciliándonos con Dios (CIC 457).
El Verbo se
encarnó para que nosotros conociésemos
así el amor de Dios (CIC 458).
El Verbo se encarnó para ser
nuestro modelo de santidad (CIC 459).
El Verbo se encarnó para
hacernos “participes de la naturaleza divina” (CIC 460).
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