jueves, 3 de diciembre de 2020

#1023 - Un cuerpo que siente y sufre

 

Un cuerpo que siente y sufre

 

“Dios mismo ha organizado el cuerpo dando más honor a lo que menos parece tenerlo, a fin de que no existan divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros por igual se preocupen unos de otros. Y así, cuando un miembro sufre, todos sufren con él, y cuando recibe una especial distinción, todos comparten su alegría.” (1 Corintios 12, 24b-26)

Reflexionando sobre este texto de Pablo, pienso sobre todo en las divisiones que se crean en nuestras comunidades parroquiales y que mantienen sufriendo a todo el Cuerpo de Cristo, que formamos cada uno de nosotros.

No nos ponemos de acuerdo y no entendemos que todos los miembros son importantes, desde el que limpia o barre hasta el que ejerce funciones administrativas o de autoridad; desde el que acomoda en los bancos hasta el que sirve en el altar. Incluso, desde el que se le ve muy pocas veces como al que siempre está presente. Todos al final recibirán la misma paga de parte del Señor.

Por eso a todos tenemos que tratarlos con igual cariño, sin imposiciones ni desprecios, buscando siempre la unidad de todos en todo momento. Alegrándonos por sus logros y acompañándoles en sus dificultades o en la enfermedad. Pero más que nada, sabiendo perdonar las heridas producidas por unos u otros. Solo así el Cuerpo de Cristo dejará de sufrir por divisiones estériles y será lugar de encuentro y solidaridad de unos por otros. Y seremos en verdad la Iglesia de Cristo.  

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