Amoris Laetitia 41
Dios ama el gozo de
sus hijos
147. Benedicto XVI…: «La Iglesia, con
sus preceptos y prohibiciones, ¿no convierte acaso en amargo lo más hermoso de
la vida? ¿No pone quizás carteles de prohibición precisamente allí donde la
alegría, predispuesta en nosotros por el Creador, nos ofrece una felicidad que
nos hace pregustar algo de lo divino?»...la enseñanza oficial de la Iglesia,
fiel a las Escrituras, no rechazó «el eros
como tal, sino que declaró la guerra a su desviación destructora, puesto
que la falsa divinización del eros […]
lo priva de su dignidad divina y lo deshumaniza».
148. La educación de la emotividad y del
instinto es necesaria, y para ello a veces es indispensable ponerse algún
límite. El exceso, el descontrol y la obsesión por un solo tipo de placeres, termina por debilitar y enfermar
el placer mismo…De verdad se puede hacer un hermoso camino con las pasiones, lo
cual significa orientarlas cada vez más en un proyecto de auto donación y de
plena realización de si mismo, que enriquece las relaciones interpersonales…No
implica a renunciar a instantes de intenso gozo, sino asumirlos como
entretejidos con otros momentos de entrega generosa, de espera paciente, de
cansancio inevitable, de esfuerzo por un ideal.
149.… creemos que Dios ama el gozo del ser humano, que él creó todo «para que lo disfrutemos»
(1 Tm 6, 17)…La cuestión es tener la libertad para aceptar que el placer
encuentre otras formas de expresión en los distintos momentos de la vida, de
acuerdo con las necesidades del amor mutuo…se puede acoger la propuesta de
algunos maestros orientales que insisten en ampliar la conciencia, para no
quedar presos de una experiencia muy limitada que nos cierre las perspectivas. Esa ampliación de
la conciencia no es la negación o destrucción del deseo sino su dilatación y su
perfeccionamiento.
¿Son
tus momentos íntimos de gozo parte de otros momentos de entrega?
¿Ha
evolucionado tu conciencia en la aceptación de otras perspectivas o formas de
expresión en tu relación de pareja?
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