Cada vez que hay un fenómeno natural, ya sea terremoto u huracán, escuchamos a muchos cristianos dar gracias a Dios por que a su país o región no les pasó algo o sufrieron muy pocos estragos. Y claro, si debemos dar gracias al que todo lo creó y, a quién y estableció y tiene el control sobre las leyes de la naturaleza. Pero lo que no podemos pensar es que aquellos que murieron o sufrieron pérdidas se lo merecían y fueron castigados por Dios. Esto contradice la naturaleza misericordiosa del Dios en quien decimos creer.
Un Dios que entregó al hombre, haciéndolo a su imagen y semejanza, la administración de todos los bienes. Y es el hombre quien es responsable de la naturaleza de cuidar de su casa común, de nuestro planeta, que lucha con sus propias por sobrevivir ante la destrucción a que el mismo hombre le ha sometido.
Así, que si vamos a culpar a alguien por la destrucción que causan estos fenómenos naturales es a nosotros los seres humanos a quien debemos señalar. Porque no hemos cuidado el balance natural establecido por Dios, porque hemos construido irracionalmente, porque no hemos sido lo suficientemente previsores para cuidarnos de estos fenómenos.
Pidamos mas bien a Dios que nos de discernimiento para preservar las cosas tal como el las creo y estemos preparados para nuestro encuentro con El siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario