En su libro "Testigos de la esperanza", monseñor Francois-Xavier Nguyen Van Thuan, entonces Presidente del Consejo Pontificio de Justicia y de la Paz y, víctima de la persecución y encarcelado siendo Obispo Católico en Vietnam, nos trae esta reflexión sobre la Palabra.
Del Capítulo 7, "Ser Palabra" veamos algunos de sus pensamientos.
"Cuando Jesús, en la transfiguración, manifestó su gloria a Pedro, Santiago y Juan, se oyó una voz desde la nube: <Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle>...
Las palabras de Jesús no son como las palabras de los hombres.Sus primeros oyentes se percataron de ello enseguida, y decían que <enseñaba como quien tiene autoridad...>.
El hecho es que las palabras de Jesús poseen una densidad y una profundidad que las demas palabra no tienen, sean de filósofos, de políticos o de poetas. Las palabras de Jesús son...espíritu y vida.
Con la revelación del pan de vida, el camino se hace duro, y desde aquel momento muchos de sus discípulos abandonan a Jesús. Entonces el pregunta a los Doce:<?También vosotros queréis marcharos?>. Y Pedro le responde:<Senor, ?a quien vamos a ir? Tu tienes palabras de vida eterna>.
...es Jesús la Palabra por excelencia. <Jesucristo, Palabra hecha carne...habla las palabras de Dios>.
...la Iglesia...<siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues, sobre todo en la sagrada liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el Pan de vida que ofrece la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo>.
<Nosotros bebemos la sangre de Cristo-escribe Orígenes- no solo cuando la recibimos según el rito de los misterios, sino también cuando recibimos sus palabras, en las cuales reside la vida>.Y san Jerónimo:< El conocimiento de las escrituras es un alimento verdadero y una verdadera bebida que se asume por la Palabra de Dios>...san Ambrosio dice<Se bebe la sangre de Cristo, que nos ha redimido, como se beben las palabras de la escritura, las cuales pasan a nuestras venas y, asimiladas, entran en nuestra vida>.
San Jerónimo afirma también:< Las palabras de Jesús:"Quien come mi carne y bebe mi sangre", pueden entenderse tanto referidas al misterio (eucarístico) como al verdadero cuerpo y sangre de Cristo , que es la palabra de las Escrituras. La Palabra de Dios es esa carne y sangre de Cristo que entra en nosotros a través de la escucha>.
El pan de la Palabra -recuerda ademas Dei Verbum- es alimento que da vigor, ilumina la mente, confirma la voluntad, enciende un ardor renovado, renueva la vida".
Así como necesitamos comer diariamente para fortalecer nuestro cuerpo, necesitamos de la Palabra para llenarnos de espíritu y vida.
"Testigos de la esperanza" - Editorial Ciudad Nueva, 7a edición, 2001
"Testigos de la esperanza". 7ma edición,, Editorial Ciudad Nueva, 2001
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