domingo, 23 de julio de 2017

#216 - Parábolas de la semilla

#216 - Cuando escuchamos a Mateo 13, 24-43, la parábola del trigo y la cizaña; la de la semilla de mostaza y la de la levadura,  puede provocarnos  varias reflexiones.

Una de estas, que recojo de la Agenda Bíblica 2017, es la de la paciencia que tiene nuestro Dios para con sus creaturas. Un Dios que no quiere que nos convirtamos en jueces implacables de lo que pasa en el mundo y cortemos la cizaña de raíz s in esperar el tiempo apropiado, cuando el trigo haya dado su fruto.

Nuestro Dios quiere que la semilla sea enterrada en la vida de los pueblos, en las familias, en los corazones,  en las leyes internacionales, en el modelo económico mundial , en el trato al planeta. Es un Dios que trabaja en la clandestinidad, en el silencio activo haciendo fermentar la vida para que tenga el sabor del evangelio.

Es un Dios que actúa desde la vida de los humildes del mundo, en las organizaciones populares que defienden los derechos humanos, en los grupos no violentos que resisten a los poderosos con el método de la no-violencia activa. Como Iglesia no podemos caer en la tentación de creer que nuestra pastoral tiene que utilizar métodos de riqueza y poder para predicar el evangelio, sino más bien un trabajo silencioso, cual va creciendo la mostaza y va fermentando la levadura.

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