El Papa Emérito, Benedicto XVI, en su Exhortación Apostólica Postsinodal, "Verbum Domini" (La Palabra del Señor), de 2010, nos adentra en este gran misterio de nuestra fe
Anuncio de
la Palabra de Dios y los pobres
107…«los primeros que tienen derecho
al anuncio del Evangelio son precisamente los pobres, no sólo necesitados de
pan, sino también de palabras de vida». La diaconía de la caridad, que nunca ha
de faltar en nuestras Iglesias, ha de estar siempre unida al anuncio de la
Palabra y ala celebración de los sagrados misterios…En al Biblia, el verdadero
pobre es el que se confía totalmente de Dios…El Señor ensalza la sencillez de
corazón de quien reconoce a Dios como la verdadera riqueza, pone en El la propia
esperanza, y no en los bienes de este mundo. La Iglesia no puede decepcionar a
los pobres: «Los pastores están llamados a escucharlos, a aprender de ellos, a guiarlos
en su fe y a motivar para que sean artífices de su propia historia»… existe una
miseria, que con frecuencia es el resultado de injusticias y provocada por el
egoísmo, que comporta indigencia y hambre, y favorece los conflictos…se ha de
favorecer un «circulo virtuoso» entre la pobreza «que conviene elegir» y la
pobreza «que es preciso combatir»,
redescubriendo «la sobriedad y solidaridad…».
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