Esto es parte de lo que expresa esta poesía:
Dios y su silencio
Ese silencio de Dios, tan misterioso y callado,
reta a diario mi fe cuando no lo veo actuando.
Me pregunto si soy yo el que está desorientado,
insensible a Su Espíritu, sólo al mundo conectado.
Y es que a veces le he pedido y El está como dormido.
Vemos al mundo gimiendo y El parece tan tranquilo.
En Cristo, fue Su promesa, no abandonar a sus hijos.
Que pidiéramos con fe y todo se cumpliría.
Hay quien dice que el Señor su petición ha escuchado,
hay quien dice que un milagro le ha restaurado la vida.
Otros sienten que en acciones, sencillas, “casualidades”,
responde Dios a sus ruegos. He pensado también esto.
A veces me inquieta un tanto de que no existiera un Ser
que el poder sobre la muerte tuviera para los hombres.
Entonces en ese caso me pregunto en lo profundo,
¿A dónde acudiríamos para encontrar nuestro Mundo?
William Quintana Nieves
8 de Mayo de 2007
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