REFLEXIÓN SOBRE EL ISLAM
A lo largo de siglos de desarrollo el ser humano ha ido interpretando lo desconocido creando un sin número de corrientes espirituales. Y aunque los cristianos sabemos por nuestra fe, por la Tradicion y por estudios históricos que el Hijo de Dios vino y reveló la Verdad sobre el sentido de todas las cosas, también sabemos que existen religiones milenarias cuyos fundadores basan sus creencias en otras verdades. Y así han surgido Confucio, Buda y Mahoma.

El poder amenazador de los seguidores de Mahoma se hizo evidente en la conquista de Constantinopla y Tierra Santa y en la posesión de la España católica por 700 años. La respuesta cristiana por medio de las Cruzadas fue la reacción al pánico causado por aquellos hombres que por medio de las armas imponían su religión al mundo de entonces. Y aunque no se logró la meta de rescatar a Europa y el Medio Oriente del Imperio Musulmán sino hasta la restauración de España con la expulsión de los moros y de la renovación de la Iglesia Católica a raíz de la Contrarreforma producida en respuesta a los protestantes, las fuerzas musulmanas nunca fueron totalmente aniquiladas.
Hoy, a casi mil años de aquel despunte del Islam vemos como su religión sigue siendo una de un fuerte fundamentalismo que por sus propias creencias no descartan, como no lo hacían entonces, la inmolación armada para defender sus ideas. Ese ardor religioso sin duda ha sido enardecido en sus líderes fundamentalistas por las monarquías y dictaduras apoyadas por los gobiernos de Europa y sobre todo, por los Estados Unidos de América. Estos gobiernos en los países de Oriente han producido pueblos musulmanes pobres y con poca preparación académica que se sienten oprimidos y marginados por las elites que les gobiernan y los países que les apoyan. En una mezcla de ignorancia y de fanatismo religiosa estos pueblos ven en los países desarrollados y "cristianos" de Europa y Estados Unidos la antítesis de sus creencias y se sienten muchas veces invadidos por la cultura consumista y pagana de estos. Por eso no nos debe sorprender las reacciones violentas que manifiestan frecuentemente y que llevaron de forma cruenta hasta los símbolos de la opulencia económica y del poder militar el 11 de Septiembre de 2001.
El pueblo musulmán es un pueblo resentido y que por tanto es fácilmente manipulado por sus líderes o fanáticos. Ante ese cuadro humano, el mensaje del Hijo de Dios, Jesús, es apremiante. No se convierte al "enemigo" rechazándolo o matándolo. Solo podremos llegar a su coraz6n amándole. Y amarle es ayudarle a salir de sus situaciones de marginación y pobreza demostrándole que los cristianos no tomamos venganzas ni apoyamos regímenes que usurpan las libertades y los derechos fundamentales de los que deben ser para nosotros hermanos.
Por esto, eleva una oración al Padre para que los hombres de buena voluntad triunfen sobre los que quieren la guerra y si te toparas con un hermano musulmán en algún lugar del mundo dale un abrazo de paz y de acogida. Y el Padre que mira en lo secreto te compensara grandemente.
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