miércoles, 20 de febrero de 2019

#544 - Misión de Jesús

Hay tres  momentos en la vida de Jesús que definen y marcan toda su vida.

El primero fue su bautizo en el Jordán, donde se manifestó a su pueblo como el Hijo de Dios, recibiendo del Padre el Espíritu Santo.

El segundo momento lo vive Jesús en el desierto lleno del Espíritu Santo vence las tentaciones del demonio y asume la misión para la cual había venido al mundo: la instauración del Reino de Dios.

Su tercer momento lo realiza el Maestro en la sinagoga de Nazareth (Lucas 4, 16-21), cuando leyendo públicamente el pasaje de Isaias 61, 1-2 se declara a si mismo como aquel en quien se da cumplimiento a esta profecía. Desde entonces se inserta Jesús en la problemática de su pueblo. Un pueblo esclavizado política y religiosamente. Todo su proyecto de vida comienza con esta declaración. Para hacerlo efectivo se enfrentará a todos aquellos que marginaban a los pobres y demonizaban a los enfermos. Predicaría desde entonces la libertad que solo su Reino puede dar. Combatiría la violencia, la envidia y el odio con la Ley del Amor. Buscó reunir en un "solo pueblo" a todos los seres humanos. Desde este momento provocó la ira de los poderosos, para quienes su proyecto terminó en el "fracaso de la cruz".

Nosotros, los cristianos, sabemos que su Reinado iba mas allá de cosas de este mundo y es por eso que después de más de 2000 años el Señor Resucitado sigue vivo entre nosotros.

Bautizados e hijos de Dios por adopción, el Espíritu Santo sigue dirigiéndonos en nuestro camino de conversión para que, como  Jesús, seamos los servidores de los necesitados y la voz de denuncia de las injusticias de este mundo. Muchos lo son en nuestros días y como El han sido y son martirizados.

Lavemos con frecuencia nuestros pecados en el Sacramento de la Reconciliación y podremos entonces vivir en la unidad que el mismo Cristo quiere para lo que en el creen.

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