lunes, 18 de febrero de 2019
#542 - Los emigrantes
Entre los muchos males que producen las guerras entre los hombres del mismo país o de otros países, uno de los que más reciente hemos visto patentes cada día es el de la migración de las víctimas. Familias enteras han tenido que buscar refugio en países vecinos y, sobre todo, las potencias europeas han tenido que enfrentar la decisión de acogerlos o no. Este fin de semana hemos sido testigos de lo que está sucediendo en los Estados Unidos de América con las nuevas políticas de su Presidente.
Ya sea por guerras o por la necesidad de tener un empleo para sustentarse él y su familia todo ser humano tiene el derecho a moverse a otro país si en el suyo no existen las condiciones para conseguir este bienestar natural a cual tiene derecho todo hombre, mujer o niño.
Nuestra Iglesia se ha expresado sobre este derecho desde siempre pero más concretamente lo ha hecho a través de su Doctrina Social. Ya en el no. 25 de su encíclica "Pacem in Terris"nos decía San Juan XXIII: "Ha de respetarse íntegramente también el derecho de cada hombre a conservar o cambiar su residencia dentro de los límites geográficos del país; más aún, es necesario que le sea lícito, cuando lo aconsejen justos motivos, emigrar a otros países y fijar allí su domicilio".
En el no. 106 de este mismo documento añade: "...es un deber de las autoridades públicas admitir a los extranjeros que llegan y, en cuanto lo permita el verdadero bien de su comunidad, favorecer los propósitos de quienes pretenden incorporarse a ella como nuevos miembros".
Por esto un católico no puede apoyar leyes que restrinjan de manera injusta este derecho fundamental de todos los hombres a buscar su felicidad fuera de su país. Aquí. los países de más recursos deben poner estos al servicio de los demás.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario