#147 - La Doctrina Social de la Iglesia Católica nos llama a ser responsables con nuestra participación política. Por esto, la Conferencia Episcopal Puertorriqueña hizo un pronunciamiento contundente a raíz de las pasadas elecciones del país en 2016. Una declaración que podría también servir de guía para otros países que están sufriendo situaciones de crisis similares.
En el documento "Puerto Rico:hora de fe y esperanza" nos dicen, entre otras cosas, los Obispos de Puerto Rico;
1- "Toda la estructura del modelo político y económico
en el que se ha basado nuestro desarrollo en las pasadas décadas ha perdido su legitimidad
y su eficacia para atender las necesidades personales y colectivas del pueblo
puertorriqueño".
"...el
gobierno que constituirán los candidatos electos, estará bajo la autoridad de una Junta de Control Fiscal establecida por el Congreso y nombrada por el Presidente de los Estados
Unidos, reflejo de nuestra cruda condición colonial. Esta situación exige un rechazo
inequívoco y su superación es una tarea ineludible".
2- "No
podemos olvidar las causas que nos han llevado a esta coyuntura histórica: un
endeudamiento del país, sin precedentes, como resultado de políticas administrativas
erróneas y arropadas de presupuestos desbalanceados, préstamos sin fuentes de repago,
corrupción e inversionismo electoral".
3 - "Como Pastores del Pueblo de Dios estamos llamados al anuncio profético de la esperanza
ante estas circunstancias y, al mismo tiempo, a la denuncia de aquellos factores que atentan
contra la dignidad humana y contra nuestra tradición e identidad como pueblo cristiano".
4 - "Ha llegado la hora de decir no al colonialismo histórico que se ha
acompañado de leyes injustas como las de cabotaje, la demagogia partidista, la mentira y el
oportunismo de muchos líderes e inversionistas".
5 - " Necesitamos líderes
que estén a la altura de los tiempos, no sólo que tengan títulos académicos, sino también sensibilidad y respeto por los que sufren los graves problemas de salud, educación, desempleo, violencia y pobreza, entre otros. También, capacidad de diálogo y de consensos .,.Urgimos a los líderes del país, y de Estados Unidos, a dar los pasos
necesarios para terminar con esta situación colonial en forma seria y responsable,
respetando el derecho internacional de los pueblos, reconocido por la Organización de las
Naciones Unidas."
16 - " Hoy, más que nunca, es necesario velar por la eficacia y la eficiencia de las instituciones gubernamentales y por el uso adecuado de los recursos públicos en un balance entre las necesidades actuales de los ciudadanos y los proyectos que garantizan nuestro desarrollo
hacia el futuro... ¡Basta de políticas económicas
basadas en contribuciones e impuestos que recaen, mayormente, en la clase media y en los
menos afortunados!"
18. " En este proceso hace falta un esfuerzo común para replantearnos nuestra identidad de
pueblo, como fuente de solución. “La conciencia de identidad, libre de complejos de
superioridad, es esencial para organizar una comunidad nacional basada en su patrimonio
humano, social, político, económico y religioso, para inspirar a la sociedad y la cultura,
manteniéndolas fiel a la tradición y, al mismo tiempo, abiertas a la renovación y al futuro.”
22. " En este llamado a la
refundación de la Patria resuenan las palabras del Papa Francisco, entonces Cardenal Jorge
Mario Bergoglio, cuando plantea la necesidad de tener “un diálogo maduro, de reconciliación, de generar espacios de encuentro, de mirar juntos a una misma dirección y recuperar la esperanza”.26 El bien común de nuestro pueblo lo requiere. Además, nosotros,
los puertorriqueños y puertorriqueñas, estamos muy divididos y polarizados; no estamos
unidos; estamos estancados. Nuestra unidad es necesaria si queremos progresar; si
queremos eliminar las desigualdades entre nosotros y nosotras y convivir con nuestros
distintos pareceres en un espíritu de respeto mutuo, amor y misericordia. En este sentido, el
esfuerzo por refundar nuestra Patria puede convertirse en un proyecto para crear esa
unidad tan necesaria y anhelada entre todos y todas los boricuas. Debemos iniciar este
proceso partiendo de nuestra identidad, cultura y raíces cristianas; de la herencia taína,
africana, española y nuestra tradición latina. También, destacando aquello bueno de la
relación con Estados Unidos como es: la libertad religiosa, la democracia, las libertades
individuales y su tradición educativa. Es una refundación en que Dios sea el principal alfarero y moldee a nuestra patria para que sea vasija que acoja a todos sus hijos e hijas y
les dé progreso, bienestar, seguridad y salud en condición de igualdad, justicia y dignidad.
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