Del primer libro de Reyes
“…pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor.
Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor.
Después del fuego el susurro de una brisa suave.”
(Nuestro Dios, quien creó y domina todas las fuerzas de la naturaleza manifestando su poder, viene a nuestro encuentro en la paz de un susurro suave. Es el Espiritu Santo que nos invade interiormente y nos hace reconocer Su voz y su mensaje. Esperemos con paciencia el momento preciso de esa manifestación de Dios en nuestras vidas y encontraremos el camino y la misión a la que nos llama.)
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