En su Exhortación Apostólica postsinodal Christifideles laici de 1987, “Sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo”, San Juan Pablo II escribe como si estuviera hablándonos en el momento que actualmente estamos viviendo en el mundo y en la Iglesia.
El concilio y la eclesiología de comunión (cont.)
Poco después del Concilio, Pablo VI se dirigió a los fieles con
estas palabras: «La Iglesia es una comunión… Iglesia quiere decir comunión de
los santos. Y comunión de los santos quiere decir una doble participación
vital: la incorporación de los cristianos a la vida de Cristo, y la circulación
de una idéntica caridad en todos los fieles, en este y en el otro mundo…»
Las imágenes bíblicas con las que el Concilio ha querido
introducirnos en la contemplación del misterio de la Iglesia... Son las
imágenes del ovil, de la grey, de la vid, del edificio espiritual, de la ciudad
santa. Sobre todo, es imagen del cuerpo tal y como lo presenta el apóstol
Pablo…Este… vuelve a presentar la Iglesia como Pueblo de Dios.
La Iglesia-Comunión es el pueblo «nuevo», el pueblo «mesiánico», el
pueblo que «tiene a Cristo por cabeza» (…) como condición la dignidad y
libertad de los hijos de Dios (…) por ley el nuevo precepto de amar como el
mismo cristo nos ha amado (…) por fin el reino de Dios (…) constituido por
cristo en comunión de vida y de verdad». Los vínculos que unen a los miembros
del nuevo Pueblo entre si… no son aquellos de la «carne» y de la «sangre», sino
aquellos del espíritu; mas precisamente, aquellos del espíritu santo, que
reciben todos los bautizados (cf. Jl 3,1)
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