viernes, 31 de enero de 2025

#2604- Sean valientes y pacientes

Carta a los Hebreos 

“…No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa.
Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa…”

(No tengamos miedo al mundo y sus seducciones y su violencia. El Señor recompensará todos nuestras tribulaciones y sacrificios. Si esperamos con confianza, El nos dará la paz.)

jueves, 30 de enero de 2025

#2603- La cizaña y el trigo

 Discurso en Parábolas


Parábola de la cizaña y el trigo (Mt 13, 24-30; 36-43)

La parábola de la cizaña

24 Y les propuso otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. 26 Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. 27 Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?. 28 Él les respondió: Esto lo ha hecho algún enemigo. Los peones replicaron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla? 29 No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. 30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero».

Explicación de la parábola de la cizaña

                    36 Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le                                   dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». 37 Él les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; la buena semilla son los que   pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, 39 y el enemigo que la                                       siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. 40 Así  como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del  mundo. 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los                                    escándalos y a los que hicieron el mal, 42 y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El  que tenga oídos, que oiga!

     ?Cuantas veces quisiéramos sacar del medio de nuestro entorno, ya sea en la familia, el                                        vecindario,  la parroquia, la sociedad, a aquellos que no nos agradables por su personalidad, por su conducta o por su "pecado"? Hoy Jesús nos llama a ser misericordiosos, a perdonar y a  darle  una oportunidad a estas personas. No nos apresuremos a arrancar la cizaña. Solo Dios les                        juzgara en el ultimo día.

domingo, 26 de enero de 2025

#2599- Domingo de La Palabra

 El Domingo de la Palabra de Dios, querido por el Papa Francisco en el III Domingo del Tiempo Ordinario de cada año,[1] recuerda a todos, pastores y fieles, la importancia y el valor de la Sagrada Escritura para la vida cristiana, como también la relación entre Palabra de Dios y liturgia: “Como cristianos somos un solo pueblo que camina en la historia, fortalecido por la presencia del Señor en medio de nosotros que nos habla y nos nutre. El día dedicado a la Biblia no ha de ser “una vez al año”, sino una vez para todo el año, porque nos urge la necesidad de tener familiaridad e intimidad con la Sagrada Escritura y con el Resucitado, que no cesa de partir la Palabra y el Pan en la comunidad de los creyentes. Para esto necesitamos entablar un constante trato de familiaridad con la Sagrada Escritura, si no el corazón queda frío y los ojos permanecen cerrados, afectados como estamos por innumerables formas de ceguera.

Por medio de las lecturas bíblicas proclamadas en la liturgia, Dios habla a su pueblo y Cristo mismo anuncia su Evangelio; Cristo es el centro y la plenitud de toda la Escritura: Antiguo y Nuevo Testamento. La escucha del Evangelio, punto culminante de la Liturgia de la Palabra, se caracteriza por una particular veneración, expresada no solo en los gestos y en las aclamaciones, sino también en el mismo libro de los Evangelios

El Domingo de la Palabra de Dios es una invitación a escuchar con más atención y agradecimiento la Palabra que Dios nos dirige, a responder con mayor alegría y decisión, a vivir con más entusiasmo y esperanza, a practicar cada día con mayor vigor y a orar para que el Espíritu Santo abra nuestros oídos y nuestros corazones.

Que la Virgen María nos acompañe en este domingo con el ejemplo de su vida y su constante intercesión, para que estemos siempre abiertos para escuchar la Palabra de Dios, meditarla y saborearla, anunciarla, celebrarla y vivirla cada día.

Feliz domingo a todos

sábado, 25 de enero de 2025

#2598- Id al mundo entero

 Sal 116,1.2

R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R/.

Himno de laudes

Himno de lauded

¿Cómo has logrado, Señor, 

este cambio nunca visto:

de Saulo, el perseguidor,

en Pablo, heraldo de Cristo?


Pablo muele en su molino

el antiguo Testamento,

Cristo le sale al camino,

le arrastra en su seguimiento.


Siempre la Iglesia recibe,

como un eco del Señor,

las cartas que Pablo escribe,

dictadas por el amor.


Infatigable viajero,

recorres la tierra entera,

apóstol y misionero

hasta el fin de tu carrera.


Como una flecha bruñida,

vas a la meta, de suerte

que sólo Cristo es tu vida,

y una ganancia la muerte.


Descúbrenos la victoria

de Jesús crucificado,

para compartir la gloria

del Señor resucitado. Amén.

¿Cómo has logrado, Señor, 
este cambio nunca visto:
de Saulo, el perseguidor,
en Pablo, heraldo de Cristo?

Pablo muele en su molino
el antiguo Testamento,
Cristo le sale al camino,
le arrastra en su seguimiento.

Siempre la Iglesia recibe,
como un eco del Señor,
las cartas que Pablo escribe,
dictadas por el amor.

Infatigable viajero,
recorres la tierra entera,
apóstol y misionero
hasta el fin de tu carrera.

Como una flecha bruñida,
vas a la meta, de suerte
que sólo Cristo es tu vida,
y una ganancia la muerte.

Descúbrenos la victoria
de Jesús crucificado,
para compartir la gloria
del Señor resucitado. Amén.

viernes, 24 de enero de 2025

#2597- El sembrador

 Mateo en su evangelio organiza su relato sobre la vida de Jesucristo en cinco grandes discursos que el maestro pronunció en diversos momentos de su paso por la tierra.


Reflexionando sobre cada uno de estos discursos caminemos como discípulos del Señor y afiancemos nuestro compromiso como testigos de nuestra fe y como misioneros.)


Discursos en Parábolas

(Texto tomado de La Biblia del Peregrino)


LAS PARÁBOLAS DEL REINO


(A pesar de la oposición cada vez más abierta, Jesús no se deja intimidar. Él nos enseña qué es el Reino de los Cielos en forma de siete parábolas, agrupadas por san Mateo en el tercer discurso de su Evangelio. 

Por medio de estas breves comparaciones, tomadas de la vida cotidiana, el Señor llama a la reflexión y busca la manera de entrar en diálogo con sus oyentes. Las parábolas descorren un poco, aunque no del todo, el misterio del Reino de Dios. Ese Reino escapa a toda definición: es como...; se parece a...; se puede comparar con...

De estas parábolas se desprende que el Reino de los Cielos es una «nueva situación», un «nuevo estado de cosas» que viene de Dios y se inicia con Jesús, pero reclama la respuesta de los hombres. Sus comienzos son muy modestos y apenas perceptibles. Inaugurado por el «sembrador» que sale a sembrar, debe fructificar hasta la cosecha definitiva, de manera misteriosa y más allá de las contradicciones y los fracasos aparentes. Nada puede impedir que siga adelante, y sin duda terminará por transformarlo todo. Por él vale la pena sacrificar incluso los bienes más preciosos. Ya se ha hecho visible, pero sólo al fin se manifestará plenamente.)


 Parábola del sembrador (Mt 13, 1-23)


1 Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. 2 Una gran multitud se reunió junto                        a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía                          en la costa. 3 Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar. 4 Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. 5 Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; 6 pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. 7 Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. 8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. 9 ¡El que tenga oídos, que oiga!»

10 Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?». 11 Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 12 Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. 13 Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. 14 Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán.

15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure.

16 Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. 17 Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.

18 Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. 19 Cuando alguien oye la  Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. 20 El que la recibe en terreno  pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, 21 pero no  la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una                                        persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. 22 El que recibe la semilla entre  espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción  de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. 23 Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre  que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno».


 (Esta es la única parábola que Jesús explica luego en detalles a sus discípulos lo cual denota la                              importancia de la misma y el deseo de EL de que sus discípulos ubicaran su vida y  y superaran                            los  obstaculos que les impedían seguirlo.


Para esto debemos:


1- comprender la Palabra; formarse para descubrir su significado


2- dejarla echar raíces- preparar y abonar bien la tierra, nuestro corazón 


3- no dejarse seducir por las cosas del mundo y el dinero 


Este es el inicio del camino hacia el Reino.)

jueves, 23 de enero de 2025

#2596- Aqui estoy

 

Salmo 39

“…Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,

y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy»…”

(Solo me pides un corazón contrito y que cumpla Tu voluntad, es decir, que ame hasta entregar mi vida entera por los demás.). 

martes, 21 de enero de 2025

#2595- Santa Inés

 San Ambrosio de Milan

Una nueva clase de martirio? No tenía aún edad de ser condenada, pero estaba ya madura para la victoria; la lucha se presentaba difícil, la corona fácil; lo que parecía imposible por su poca edad lo hizo posible su virtud consumada. Una recién casada no iría al tálamo nupcial con la alegría con que iba esta doncella al lugar del suplicio, con prisa y contenta de su suerte, adornada su cabeza no con rizos, sino con el mismo Cristo; coronada no de flores, sino de virtudes.

(Una joven martir)