Primera sesión del Sínodo 4
B 1.4 ¿Cómo puede una Iglesia sinodal cumplir mejor su misión mediante un compromiso ecuménico renovado?
«El camino de la sinodalidad, que la Iglesia católica está recorriendo, es y debe ser ecuménico, del mismo modo que el camino ecuménico es sinodal»11. La sinodalidad es un desafío común que concierne a todos los creyentes en Cristo, del mismo modo que el ecumenismo es, ante todo, un camino común (syn-odos) recorrido junto con otros cristianos. Sinodalidad y ecumenismo son dos caminos que hay que recorrer juntos, con un objetivo común: un mejor testimonio cristiano. Este puede tomar la forma de la convivencia en un «ecumenismo de la vida» a distintos niveles, incluidos los matrimonios interconfesionales, y también del acto supremo de donarla como testimonio de la fe en Cristo en el ecumenismo del martirio.
El compromiso de construir una Iglesia sinodal tiene varias implicaciones ecuménicas:
a) En el único Bautismo, todos los cristianos participan del sensus fidei o sentido sobrenatural de la fe (cf. LG 12) por lo que, en una Iglesia sinodal, todos son escuchados con atención.
b) El camino ecuménico es un intercambio de dones y uno de los dones que los católicos pueden recibir de otros cristianos es precisamente su experiencia sinodal (cf. EG 246). El redescubrimiento de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia es fruto del diálogo ecuménico, especialmente con los ortodoxos.
c) El movimiento ecuménico es un laboratorio de la sinodalidad, en particular la metodología de diálogo y de búsqueda de consenso experimentada a diversos niveles en su seno podría ser una fuente de inspiración.
d) La sinodalidad forma parte de la «reforma continua» de la Iglesia, sabiendo que es principalmente a través de su reforma interna, en la que la sinodalidad desempeña un papel esencial, como la Iglesia Católica se acerca a los demás cristianos (cf. UR 4.6).
e) Existe una relación recíproca entre el ordenamiento sinodal de la Iglesia católica y la credibilidad de su compromiso ecuménico.
f) Se experimenta una cierta sinodalidad entre las Iglesias cada vez que cristianos de diferentes tradiciones se reúnen en el nombre de Jesucristo para la oración, la acción y el testimonio comunes, así como para las consultas regulares y la participación en los respectivos procesos sinodales.
Todos los Documentos finales de las Asambleas continentales subrayan la estrecha relación entre sinodalidad y ecumenismo, y algunos le dedican capítulos enteros. En efecto, tanto la sinodalidad como el ecumenismo hunden sus raíces en la dignidad bautismal de todo el Pueblo de Dios; invitan a un compromiso renovado desde la visión de una Iglesia sinodal misionera; son procesos de escucha y diálogo y exhortan a crecer en una comunión que no es uniformidad, sino unidad en la legítima diversidad; ponen de relieve la necesidad de un espíritu de corresponsabilidad, ya que nuestras decisiones y acciones a distintos niveles afectan a todos los miembros del Cuerpo de Cristo; son procesos espirituales de arrepentimiento, perdón y reconciliación en un diálogo de conversión que puede conducir a una sanación de la memoria.
11 FRANCISCO, Discurso a Su Santidad Mar Awa III Catholicos-Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, 19 de noviembre de 2022.
Pregunta para el discernimiento
¿Cómo pueden la experiencia y los frutos del camino ecuménico favorecer la construcción de una Iglesia Católica más sinodal; cómo puede la sinodalidad ayudar a la Iglesia Católica a responder mejor a la oración de Jesús: «que todos sean uno... para que el mundo crea» (Jn 17,21)?
Sugerencias para la oración y la reflexión preparatoria
1) Este Sínodo es una oportunidad para aprender de otras Iglesias y Comunidades eclesiales y para «cosechar lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros» (EG 246). ¿Qué pueden (re)aprender los católicos de la experiencia sinodal de otros cristianos y del movimiento ecuménico?
2) ¿Cómo promover la participación activa de todo el Pueblo de Dios en el movimiento ecuménico? En particular, ¿cuál puede ser la contribución de la vida consagrada, de las parejas y familias intereclesiales, de los jóvenes, de los movimientos eclesiales y de las comunidades ecuménicas?
3) ¿En qué ámbitos es necesaria una sanación de la memoria respecto a la relación con otras Iglesias y Comunidades eclesiales? ¿Cómo podemos construir juntos una «nueva memoria»?
4) ¿Cómo mejorar nuestra convivencia con los cristianos de todas las tradiciones? ¿Cómo podría brindar una oportunidad, en este sentido, la conmemoración común del 1700 aniversario del Concilio de Nicea (325-2025)?
5) «El ministerio episcopal de la unidad está estrechamente vinculado a la sinodalidad»12 . ¿Cómo el obispo, en cuanto «principio y fundamento visible de la unidad» (LG 23), está llamado a promover el ecumenismo de manera sinodal en su Iglesia local?
6) ¿Cómo puede contribuir el proceso sinodal en curso a «encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar en absoluto a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva»13?
7) ¿Cómo pueden las Iglesias orientales católicas ayudar, apoyar y estimular a la Iglesia latina en el compromiso sinodal y ecuménico común? ¿Cómo puede la Iglesia latina apoyar y promover la identidad de los fieles católicos orientales en la diáspora?
8) ¿Cómo puede el lema ecuménico del Papa Francisco «Caminar juntos, trabajar juntos, rezar juntos»14 inspirar un compromiso renovado con la unidad de los cristianos de manera sinodal?
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