domingo, 15 de octubre de 2023

#2045 - A Santa Teresa de Avila

 Dialogando con Teresa


(Yo)

Santa Doctora, hoy quiero/ que nuestras almas dialoguen. 

Que tus gracias se prolonguen.

Por eso con gran esmero/ preguntar quiero primero: ¿Do naciste, alma hermosa? ¿Quién te cultivó cual rosa?


(Ella)

En mi Ávila querida/

en el mil quinientos quince/ nací / (hay quien lo desdice). Allí quise ser herida/ entregándole mi vida/

a los infieles, los moros/ que robaban Sus tesoros.


(Yo)

Me dicen que cuando joven

todo libro te atraía.

De santos, de caballería. Mas/ madurando te llueven/ libros que a tu alma mueven a encontrarte con Tu Rey/ que te inscribirá Su Ley.


(Ella)

Así el Libro de la Vida/

casi obligada escribí. Cuando llagado le vi/ hallábame muy herida. Dejeme de estar perdida/ De Jesús al fin sería.

A Su Majestad tendría. 


(Yo)

Fuiste Maestra de amores/ Camino de Perfección.

Y hablaste con gran tesón el de no sentir temores,

ni tampoco sinsabores cuando de virtud se trata/ si buena amistad nos ata.


(Ella)

Cuando aquel dardo me hirió

en el centro de mi pecho/ mi corazón fue desecho. Dios mismo me penetró. Mi ser la Gloria encontró/ pues como dice el Dador/ Su fuego es consumidor.


(Yo)

Sentir prisionero a Dios/

como lo sentiste un día/ libremente pobre ardía, corazón partido en dos.

Ya te atacaba la tos/

cuando España caminaste. ¡Cuántos conventos fundaste!


(Ella) 

Pero subir a la Cima/

de mi Castillo Interior/

fue mi trabajo el mayor.

Y puso en tan alta estima

la oración al que camina/ que me hizo menos pensar/ porque lo mucho es amar.


(Yo)

Gracias te doy Madre Santa/

por compartirme tu vida.

Mi alma se haya henchida. Llevo siempre en mi garganta/

tu palabra que me encanta. En San Francisco te fuiste/ y al Amado te fundiste.


William Quintana Nieves

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