miércoles, 2 de febrero de 2022

#1450 - Los fieles laicos 25

En su Exhortación Apostólica postsinodal Christifideles laici de 1987, “Sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo”, San Juan Pablo II escribe como si estuviera hablándonos en el momento que actualmente estamos viviendo en el mundo y en la Iglesia.  

Los carismas

24. El Espíritu Santo no sólo confía diversos ministerios a la Iglesia-Comunión, sino que también los enriquece con otros dones e impulsos particulares, llamados carismas… «A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para la utilidad común.

Sean extraordinarios, sean simples y sencillos, los carismas son siempre gracias del Espíritu Santo que tienen, directa o indirectamente, una utilidad eclesial, ya que están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.

… Los carismas se conceden a la persona concreta; pero pueden ser participados también por otros y, de este modo, se continúan en el tiempo como viva y preciosa herencia, que genera una particular afinidad espiritual entre las personas. Refiriéndose precisamente al apostolado de los laicos, el Concilio Vaticano II escribe: … “poniendo cada uno la gracia recibida al servicio de los demás”, contribuyan también ellos “como buenos dispensadores de la multiforme gracia recibida de Dios” (1 P 4,10), a la edificación de todo el cuerpo en lal caridad (cf. Ef 4,16)».

Los carismas han de ser acogidos con gratitud, tanto por parte de quien los recibe, como por parte de todos en la Iglesia… siempre es necesario el discernimiento de los carismas.

Por tanto, ningún carisma dispensa de la relación y sumisión a los pastores de la Iglesia. El Concilio dice claramente: «El juicio sobre su autenticidad (de los carismas) y sobre su ordenado ejercicio pertenece a a aquellos que presiden la Iglesia, a quienes especialmente corresponde no extinguir el Espíritu, sino examinarlo todo y retener lo que es bueno (cf. 1 Ts 5, 12.19-21)». 

No hay comentarios.: