viernes, 26 de noviembre de 2021

#1383- Adviento en clave sinodal

 ADVIENTO EN CLAVE SINODAL -

Para vivir desde la Palabra de Dios, la sinodalidad y respondiendo a la invitación a ser testigos de Jesucristo, proponemos algunas claves que pueden ayudar a vivir el tiempo de Adviento en clave sinodal. Para esto, les presentamos algunas líneas y objetivos tomadas del “Documento preparatorio del Sínodo 2021-2023” numerales 1 y 2:

• La Iglesia de Dios es convocada en Sínodo. El camino, cuyo título es «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», se inició el 9-10 de octubre del 2021 en Roma. El Papa Francisco nos dice: «Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio». La sinodalidad es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino recorrido, la Iglesia podrá aprender, a partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión.

• Vivir la sinodalidad exige disponerse a la escucha del Espíritu Santo, que, como el viento, «sopla donde quiere: oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va» (Jn 3,8), permaneciendo abiertos a las sorpresas que ciertamente preparará para nosotros a lo largo del camino. De este modo, se pone en acción un dinamismo que permite comenzar a recoger algunos frutos de una conversión sinodal, que madurarán progresivamente. Se trata de objetivos de gran relevancia para la calidad de vida eclesial y para el desarrollo de la misión evangelizadora, en la cual todos participamos en virtud del Bautismo y de la Confirmación.

• Algunos de los objetivos del Sínodo que podemos vivir en este tiempo de Adviento son:
 
1. Hacer memoria de cómo el Espíritu ha guiado el camino de la Iglesia en la historia y nos llama hoy a ser juntos testigos del amor de Dios.

2. Vivir un proceso eclesial participado e inclusivo, que ofrezca a cada uno –en particular a cuantos por diversas razones se encuentran en situaciones marginales– la oportunidad de expresarse y de ser escuchados para contribuir en la construcción del Pueblo de Dios.

3. Reconocer y apreciar la riqueza y la variedad de los dones y de los carismas que el Espíritu distribuye libremente, para el bien de la comunidad y en favor de toda la familia humana.

4. Experimentar modos participados de ejercitar la responsabilidad en el anuncio del Evangelio y en el compromiso por construir un mundo más hermoso y más habitable.

Espiritualidad del tiempo de Adviento:

La Iglesia, al inicio del Año litúrgico, se pone en camino; invita a todos a ser peregrinos y a «salir al encuentro del Señor, que viene». Adviento es misterio, oración y espera. La historia de Israel fue un largo Adviento. Ellos lo vivieron de manera permanente; iniciamos uno que nos conduce al misterio de la Navidad y nos proyecta en esperanza a la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos.

-Ciclo C, Evangelista San Lucas:

El Evangelio según San Lucas nos acompañará durante el nuevo año litúrgico, Lucas no era de origen judío, y su obra está dirigida ante todo a los cristianos que, como él, provenían del mundo pagano. Uno de los aspectos de la Buena Noticia que más quiso destacar San Lucas es el carácter universal de la Salvación. Jesucristo, es el Salvador del mundo entero, y Dios quiere que todos los hombres se salven por medio de él.

En el Evangelio de San Lucas los pobres son los destinatarios predilectos de la Buena Noticia, los herederos por excelencia del Reino de Dios. “Lucas no habla de una pobreza «de espíritu» sino de ser «pobres» a secas (cf. Lc 6,20), y así nos invita también a una existencia austera y despojada. De ese modo, nos convoca a compartir la vida de los más necesitados, la vida que llevaron los Apóstoles, y en definitiva a configurarnos con Jesús, que «siendo rico se hizo pobre» (2 Co 8,9).” (Gaudete et exsultate 70).

Así mismo, este Evangelio se llama con razón el «Evangelio de la misericordia». Nos presenta constantemente a Jesús como aquel que «vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10). Dios es el Padre misericordioso que sale al encuentro de sus hijos extraviados y se llena de alegría al volver a encontrarlos. También es un Evangelio exigente, porque insiste en el llamado a la conversión, como condición indispensable para alcanzar la Salvación. El fruto de esa conversión es el gozo que experimentan los que creen en la Buena Noticia y se dejan salvar por ella. Por eso, San Lucas pone tan de relieve la acción del Espíritu Santo, que es la fuente de la verdadera alegría y que nos invita a dar testimonio del Reino de Dios.

-El Adviento tiene un doble significado: es un tiempo de preparación lleno de esperanza y gozo en el Espíritu de Dios. “Para los Padres de la Iglesia, la “venida” de Dios se concentra en las dos principales venidas de Cristo: la de su encarnación y la de su vuelta gloriosa al fin de la historia. El tiempo de Adviento se desarrolla entre estos dos polos. En los primeros días se subraya la espera de la última venida del Señor al final de los tiempos. Además, a medida que se acerca la Navidad, va abriéndose camino la memoria del acontecimiento de Belén [hebreo בית ֶל ֶחםֵּ : Bet=casa, lejem=pan, “casa del pan”], en el que se reconoce la plenitud del tiempo. Por estas dos razones el Adviento se nos manifiesta como tiempo de una expectación piadosa y alegre”.

- Litúrgicamente el tiempo de Adviento debe estar preservado en su integridad, reservándose los villancicos para el tiempo de Navidad. Durante este tiempo litúrgico está permitido el uso del órgano y demás instrumentos musicales, lo mismo que el adorno de los altares, pero con la moderación que corresponde, sin que se anticipe la alegría plena de la Navidad (C.E., 236).

Corona de Adviento

Este signo expresa el tiempo alegre de
los que esperamos la venida del Señor; se
puede confeccionar de diferentes maneras, utilizando ramas verdes, cuyo color significa
la esperanza y la vida. Cuatro velas, una por cada domingo de adviento. La vela del tercer domingo debe ser de otro color (rosado) pues significa la alegría que se avecina por el nacimiento del Enmanuel. Las luces nos
recuerdan que Jesucristo dijo: “Yo soy la luz
del mundo” (Jn 8, 12). 

MONICIÓN PARA BENDECIR LA CORONA

Hermanos y hermanas:
Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con la que iniciamos el tiempo de Adviento La Corona de Adviento es un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte; porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera vida. El encender, semana tras semana las cuatro velas de la corona, debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de Jesucristo.

ORACIÓN PARA BENDECIR LA CORONA

OREMOS

Todos oran en silencio unos momentos. Después el ministro con las manos extendidas dice la oración de bendición.

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se aproxima como luz esplendorosa, para iluminar a los que estamos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona evocando los ramos verdes y la ha adornado con luces. Ahora que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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